La defensa del maquinista del Alvia matiza su estrategia: del 'despiste' a la 'conciencia situacional'

macrojuicio en santiago

El abogado de Garzón Amo echa mano de conceptos de la psicología cognitiva para convencer a la jueza de que la falta de seguridad provocó el 'lapsus'

El maquinista Garzón Amo (con mascarilla) junto a su abogado esta semana en el juicio EFE

«Me despisté, la tenía que pasar a 80 y la pasé a 190, o una cosa así», explicaba Francisco José Garzón Amo, el maquinista del Alvia, al Centro de Regulación de Circulación (CRC) de Atocha inmediatamente después de aquel accidente de julio de ... 2013 que acabaría costando la vida a 80 viajeros. «Yo ya le dije al de seguridad que eso era peligroso, que un día nos íbamos a despistar y nos la íbamos a tragar», lamentaba Garzón, desde la cabina y con varias costillas rotas.

Esta conversación, aún en caliente, contiene dos claves que han sido una constante en sus comparecencias en los tribunales: la supuesta mala señalización del tramo y el reconocimiento del «despiste» mientras hablaba por teléfono con el interventor. Sobre esto último, sin embargo, su abogado ha pulido su estrategia exculpatoria hasta su interrogatorio del jueves en el juicio: Garzón no se habría «despistado», sino que habría perdido su «conciencia situacional».

Para el juicio lo tenían bien estudiado. Al contrario que en la mencionada llamada tras el accidente, e incluso a sus declaraciones durante la instrucción —en las sí había reconocido el «despiste»—, en el juicio Garzón evitó pronunciar esa palabra. De manera nada improvisada, y a preguntas de su abogado —prefirió no responder al resto de las partes—, en apenas una hora Garzón mencionó en varias ocasiones esa expresión tan alambicada y poco espontánea de la 'conciencia situacional'. ¿De dónde y por qué la defensa del maquinista tomó es fórmula y qué matices aporta respecto al 'despiste' más coloquial?

Una parte fundamental del descomunal sumario del accidente del Alvia —95 tomos con 44.460 folios— son los informes periciales, la mayor parte de perfil muy técnico, que se antojan claves en el devenir de la causa. Pero entre ellos hay una pericial muy singular, encargada, precisamente, por la defensa de Garzón: un informe de la psicóloga Pilar Calvo que se centra en los 'factores humanos' de la tragedia de la curva de Angrois.

En psicología cognitiva se define la 'conciencia situacional' como la representación mental que una persona se hace sobre los factores pueden afectarle en una situación específica para el desarrollo de una tarea. En definitiva, hacerse una composición de lugar para actuar y no ser sorprendido por las circunstancias. Es un concepto clave en la investigación de factores humanos. En el caso de Garzón, la 'conciencia situacional' le ayudaría a saber cuándo debía frenar. Y Calvo toma este concepto para analizar el 'lapsus' del maquinista y descargarle de responsabilidad.

¿Causa o consecuencia?

«Perdí la conciencia situacional», repitió Garzón ante la juez Elena Fernández Currás. Echar mano de este concepto de la psicología cognitiva sirve a su defensa para intentar darle la vuelta como un calcetín a las responsabilidades del siniestro: el «lapsus» del maquinista —concluye esta psicóloga— habría sido una «consecuencia natural y humana» de las deficiencias de seguridad del tramo y no la causa principal del accidente. «Las condiciones en las que tenía que desempeñar su trabajo tenían una alta probabilidad de fallo humano, siendo el riesgo muy elevado en ese tramo». Y añade: «La posibilidad de descarrilamiento por exceso de velocidad es la causa principal y básica del accidente». Un tramo sin señales específicas sobre la reducción de velocidad, en el que los maquinistas debían recurrir «a su memoria» para aminorar la marcha antes de la curva, unido a la desconexión del sistema ERTMS y a que el lugar no estaba identificado como punto negro no «facilitaba» —concluye Calvo— «la conciencia situacional» de Garzón.

Pero la defensa de Andrés Cortabitarte, el exjefe de Seguridad de Adif que se sienta en el banquillo de los acusados junto a Garzón, no tuvo problemas en responderle, en su escrito de calificación, tirando del mismo concepto: «Durante la llamada, el maquinista pasó por varios singulares con señales únicas que, de haber estado mínimamente atento a la circulación, lo habrían llevado a tener plena conciencia situacional».

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