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El acosador de Jéssica, culpable de asesinato: estrelló su coche contra el de ella para matarla

El jurado tumba la versión del acusado de que no fue deliberado, sino un accidente

La persecución que duró años y acabó en muerte

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El acusado de matar a Jéssica Méndez, José Eirín, en una de las sesiones del juicio, que se celebra en la Audiencia de Pontevedra EFE
Jesús Hierro

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El jurado lo ha tenido claro. José Eirín embistió a propósito con su coche el vehículo de Jéssica Méndez, la joven con la que estaba obsesionada. Lo hizo con voluntad de matarla, y, por supuesto, siendo consciente de que era ella y no otra persona quien estaba al volante del coche de Jéssica, que él conocía de sobra, cuando aquella mañana de marzo de 2022 la joven estaba esperando en un cruce para incorporarse a la carretera N-550, en el municipio de Barro (Pontevedra). Por eso, en su veredicto, leído este mates, el tribunal del jurado ha declarado a Eirín culpable de un delito de asesinato. La Fiscalía pide para el acusado 24 años de cárcel por el crimen.

Eran muchas las evidencias, las periciales y testificales, que fueron poniéndose sobre la mesa en el juicio celebrado en la Audiencia de Pontevedra, y que apuntaban a que aquello no fue un siniestro, sino un crimen premeditado. Y que echaban por tierra, además, la versión del acusado, que insistió, también en el juicio, en que no había sido más que un desafortunado accidente, y que él ni siquiera sabía que al volante del coche con el que se estrelló iba Jéssica.

Una versión, la de la defensa, que no casaba con las conclusiones de los peritos del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil, y a la que, ahora, el tribunal del jurado tampoco ha dado credibilidad alguna. Los investigadores no tuvieron ninguna duda, y así se lo hicieron saber al jurado en la vista oral: que Eirín impactó contra el vehículo de Jéssica «a conciencia». El acusado circulaba por la N-550 y, al llegar a la intersección donde estaba el coche de la víctima esperando para incorporarse, giró a la derecha «con voluntad de provocar una colisión». No hay indicios de que hubiera intentado frenar en algún momento, explicaron los expertos. Pese a que tenía visibilidad, espacio y tiempo de sobra para hacerlo y evitar el impacto.

Sobre la obsesión de Eirín con Jéssica dejó constancia, sobre todo, el novio de la víctima. Jéssica había dicho a su pareja que su acosador le había dejado claro que «si no era para él, no sería para nadie». El novio relató al tribunal que Jéssica «se sentía vigilada», que «era un sinvivir», que la espiaba, y que varias veces la pareja sorprendió a Eirín, cuando ellos estaban en casa, escondido detrás de unas viñas o del portal. En el momento en que el acosador sentía que lo habían descubierto, echaba a correr.

También había sido muy concluyente la testifical de una pareja que llegó al lugar para socorrer a los heridos en aquellos primeros momentos. Explicaron que, tras lo que parecía un accidente, el hombre ni se inmutó. Y que no quitó el ojo de encima a Jéssica, hasta que se la llevó la ambulancia. Eirín, por supuesto, ni les dijo que conocía a la víctima.

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