El cine gallego también vela por la dignidad de los actores en las escenas íntimas
Surge en los rodajes la figura de coordinador de intimidad, que fija límites y previene las «heridas que no se ven»
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SANTIAGO
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Iniciar sesiónHasta hace poco, la intimidad del elenco que participa en un rodaje audiovisual podía volverse un territorio sin reglas, al fiado de la presunción del respeto ajeno hacia el pudor propio o, directamente, a la improvisación. Hoy, una figura vela por la seguridad y el ... bienestar en el escenario durante la filmación cuando se trata de escenas sensibles: la coordinadora de intimidad. Este rol, establecido ya como buena práctica en países como Reino Unido o Estados Unidos y cada vez más habitual en el cine español, empieza a ganar presencia en el audiovisual gallego. En los créditos de producciones recientes de amplio calado, tanto películas ('Romería') como series ('Clanes', 'El caso Asunta'), figura un departamento a cargo. Y cabe esperar sea cada vez más habitual.
Lola Clavo (Barcelona, 1983), cineasta y coordinadora de intimidad, participó esta semana en el III Foro da Industria Galega do Audiovisual (FIGA), en La Coruña, donde abordó en mesa redonda el papel emergente de su especialidad. «Una coordinadora o un coordinador de intimidad en un rodaje es una persona especialista en las escenas íntimas», explica a ABC, e «igual que tenemos especialistas para escenas de acción, las escenas íntimas requieren una atención especial porque son escenas de más vulnerabilidad«.
Su trabajo busca prevenir las «heridas que no se ven», aquellas que con más frecuencia son pasadas por alto, estableciendo protocolos que garanticen la seguridad emocional de quienes participan en este tipo de secuencias. «El riesgo no es físico, sino emocional», dice. En parte, se asemeja a la prevención de riesgos laborales: el suyo es un rol híbrido, con una vertiente técnica y otra creativa, pero también con funciones éticas y pedagógicas.
«Tenemos una parte centrada en la seguridad, en asegurar que todo se hace bien; otra creativa, porque trabajamos la coreografía y hablamos con dirección, guion o vestuario; y una tercera que tiene que ver con el cambio cultural«, sostiene. Para Clavo, la presencia de un coordinador de intimidad «demuestra una vocación de hacer las cosas de otra manera» y simboliza «este cambio de mentalidad, este cambio de cultura, que resulta en un cambio social». En la práctica, su trabajo se desarrolla sobre todo antes del rodaje. «Hacemos el desglose del guion, reuniones individuales con el elenco, ejercicios de consentimiento e intimidad... La idea es que el día del rodaje haya poco que hacer, porque ya lo hemos trabajado todo», explica. El objetivo es que los actores y actrices estén «personalmente seguros para que se sientan libres creativamente».
Este campo de actuación, además, va más allá de las escenas sexuales. Abarca cualquier situación que implique vulnerabilidad física o emocional: desde exposiciones del cuerpo hasta escenas con menores, partos, abortos o representaciones de violencia machista, entre otras. «También entran cosas como exploraciones médicas o escenas familiares con niños. Todo lo que requiere un trato más delicado».
Clavo aporta a su trabajo la doble mirada de cineasta y coordinadora, lo que, a su entender, «ayuda a entender mejor el lenguaje visual y a ofrecer soluciones creativas cuando hay cambios de última hora». Esa experiencia le facilita la comunicación con la dirección y la producción. Comprende «el estrés o la frustración de los cambios», y eso le permite «buscar alternativas que funcionen para todos». Desde esa visión, defiende una concepción del audiovisual «más humana», en la que la seguridad y la representación vayan de la mano. «No solo se trata de la seguridad de la gente, aunque eso es lo primero. También importa cómo representamos la intimidad, porque eso influye en el imaginario colectivo. Si creces viendo que las relaciones solo son de una manera, es difícil imaginar otras», pondera. Por eso, aboga por que las escenas íntimas tengan sentido narrativo: «Si no aporta nada a la historia, yo la quitaría».
Cada vez más presente
El Gobierno ya anunció una reforma del Estatuto del Artista que hará obligatoria la coordinación de intimidad en los rodajes. Pero por el momento sigue siendo un ámbito incipiente, también en Galicia. Aun así, la coordinadora percibe un creciente interés: «Creo que hay voluntad, pero también dificultades presupuestarias». Por eso reclama apoyo institucional: «No podemos ponerle todo el peso a la buena voluntad. Debería haber incentivos para quienes quieren incorporar este departamento«. Clavo cita el ejemplo de una pequeña compañía teatral con la que trabaja, que decidió dedicar parte de su presupuesto a la coordinación de intimidad«. Es un esfuerzo extra pero, en función del caso, »a veces hay que tomar esas decisiones«. Y cada vez queda más claro.
Poniendo el debate en circulación, como se hizo esta semana en el FIGA, y aunque el cambio avance con lentitud, la importancia de confeccionar entornos de rodaje en los que rige el respeto mutuo cada vez cala más fuera de los grandes núcleos de producción.
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