El cine gallego (más allá de 'O Corno'): un camino de éxito y superación
El triunfo de la película de Jaione Camborda en el Festival de San Sebastián, donde por primera vez ganó la Concha de Oro una película en una lengua cooficial distinta del español, confirma el nivel del audiovisual de esta región
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Noela Vázquez
Santiago
Como ganadora del Festival Internacional de Cine de San Sebastián de este año, 'O Corno' consolida una tendencia que venía años anunciándose: el cine gallego está viviendo una etapa de transición y se está ganando la visibilidad que se merece dentro de la industria ... por su calidad y su fuerza artística, un reconocimiento que pone en valor la trayectoria que la industria ha seguido a lo largo de la última década.
A principios de este mes, 'O Corno', de Jaione Camborda, se consagró como la primera película en una lengua oficial distinta del castellano ganadora de la Concha de Oro. Pero fue en 2010 cuando, por primera vez, una película gallega fue seleccionada para competir un festival internacional con 'Todos vós sodes capitáns', de Oliver Laxe, en el Festival de Cannes. La obra, además, ganó el premio Fripesci, que concede la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica. Para muchos, este fue el momento en el que la industria audiovisual de la Comunidad entró de pleno en la etapa del 'Novo Cinema galego', que había empezado a gestarse en 2005, tras la aprobación de ayudas al sector por parte de las administraciones y la promoción de las obras gallegas en diversos certámenes y festivales.
Apoyo institucional
Este 'Novo Cinema Galego' marcó un hito hace doce años, «estableciendo la posibilidad de hacer cine en gallego y en Galicia», explica Isabel Martínez, productora y doctora en Comunicación Audiovisual, que apunta que ahora «ha evolucionado». Tanto es así, que 'Todos vós sodes capitáns' se rodó con un presupuesto de 30.000 euros, y 'Costa da morte'—otro de los referentes— con unos 20.000, algo que «sería un error en este momento» y «un fracaso total para la industria gallega». Y es que este movimiento, explica, «fue un momento muy concreto que ayudó a crear una generación» que «queremos vivir del cine en condiciones dignas», igual que cualquier otro sector, para lo que fue esencial el apoyo institucional.
La financiación con la que cuentan hoy en día los proyectos audiovisuales de la Comunidad es, precisamente, una de las cuestiones principales que hacen que películas como 'O Corno' o 'After', la próxima del cineasta Oliver Laxe, formen parte de «otra fase más» del camino de la industria audiovisual gallega.
En el caso del largometraje de la directora donostiarra, este contó con la financiación de los fondos Next Generation de la Unión Europea y una subvención de la Axencia Galega das Industrias Culturais (Agadic), que fueron «imprescindibles» en la confección de 'O Corno'. De hecho, la propia Jaione Camborda explica en una conversación con ABC que, mientras que para esta película tardo cuatro años en conseguir los fondos, para la anterior —'Arima' (2019)— tardo 15. «Esta vez fue más accesible», asegura, «que no sencillo». Pero no se trata de una casuística única de Galicia, algo que Andrea Vázquez, de Miramemira, una de las productoras partícipes en el filme ganador, tiene claro: «Hoy en día es imposible financiar cine sin fondos públicos», «no creo ni que pueda Almodóvar», bromea.
Es similar el caso de 'Matria' (2023), otro de los grandes estrenos en Galicia de este año, que consiguió ser la película que más copias en versión original colocó a lo largo de los cines de España. Su director, Álvaro Gago, indica que contó con un presupuesto de un millón de euros y aún así tuvo que «limitarse bastante», siendo «consciente de hasta dónde se puede llegar» y priorizando los salarios por encima de todo. Con todo, asegura que una de las ventajas que hay en Galicia son «las ayudas dentro de la Comunidad», que si bien «no están a la altura de las que hay en País Vasco, Cataluña o la Comunidad Valenciana», son «mejores que otras autonomías, como en Asturias».
La traba del idioma
Tras el proceso de producción, otro de los muros con los que se encuentra el cine gallego está al final del camino. Tal y como cuenta Gago, el idioma representa a la vez las dos caras de la misma moneda. El director tiene claro que de una lengua «emana toda una forma de interactuar con los demás y de enfrentarse a la vida» que diferencia a la industria gallega, y que es un valor añadido para cualquier película. Con todo, explica que si bien 'Matria' consiguió vender unas 60 copias a cines de toda España en versión original, se encontró con «resistencia» en muchos casos donde le pedían la versión doblada al castellano. Algo que, sin duda, achaca a la falta de «conciencia» que hay en España sobre cómo el plurilingüísmo «enriquece» debido al «lastre histórico» que acarreamos de la dictadura franquista y la persecución de las lenguas ahora cooficiales.
También Martínez considera que queda mucho trabajo por hacer, y critica casos como el del estreno de 'O que arde'—récord de espectadores con más de 100.000 entradas vendidas— en la televisión pública, que emitió el filme doblado al español. Explica Andrea, como parte de una las productoras de la película, que al contar con la participación de la TVE están obligados a ofrecer una versión en castellano del filme, un doblaje que se hace «con los propios actores» para mantener «los modos de hablar y los diferentes acentos». «Se emite en DUAL y tú puedes elegir si quieres verla en castellano o en gallego», algo que poco a poco, espera, irá cambiando.
En esta línea, si bien reconoce que a nivel de financiación rodar en gallego es un punto a favor al tratarse de una lengua minoritaria, «los exhibidores continúan viéndolo como un riesgo». «Afortunadamente», tal y como explica Camborda, el «'hándicap' del idioma está menos arraigado fuera de España», y expone el caso del festival de San Sebastián, conformado «por un jurado diverso —internacional— donde son celebradas todas las lenguas». Además, explica que 'O Corno' llegará a los cines en gallego porque tienen «la suerte» de contar con una distribuidora que lucha por ello, «aunque algunas salas no quieren». «Nos queda mucho camino», concluye la directora, que espera que el galardón sirva para «abrir camino a las próximas películas» para que lo tengan más fácil y «puedan contagiar este entusiasmo por ser un país tan rico en lenguas». Y es precisamente gracias a la labor de festivales que el sector se está ganando el reconocimiento que se merece estos últimos años, tanto en Galicia como en el resto de España y Europa, acercándose a un público en un ecosistema en el que las salas están «copadas» por superproducciones 'mainstream'.
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