tribuna
Sánchez: no es la amnistía, es la libertad
Hoy con Redondo Terreros como ayer con Leguina, denuncio la purga que Sánchez inició conmigo
Carlos Príncipe
No he coincidido en posiciones políticas con Nicolás Redondo Terreros casi nunca, más allá de militar juntos en el PSOE y formar parte ambos del Comité Federal. Mientras él era guerrista, yo era renovador y felipista; mientras él estaba dispuesto a votar a Mayor Oreja ... como lendakari, yo lo criticaba públicamente en el órgano máximo del PSOE entre congresos; mientras él defendía a Paco Vázquez y Abel Caballero para que se hicieran con la dirección del socialismo gallego, yo presenté en mayo de 1994 una lista alternativa que perdió por un 3% el congreso del PSdeG; mientras él condenó los indultos, yo los defendí.
Cuando me expulsó Sánchez por denunciar la corrupción del gobierno municipal de Caballero –aspecto que confirmó el Tribunal Supremo 7 años más tarde y que ha costado cárcel en el penal de El Dueso a un dirigente de PSOE y UGT que malversó y se corrompió para pagar a la cuñada de la amiga de Caballero y Presidenta del PSdeG, la señora Carmela Silva– Nicolás no dijo nada, miró para otro lado.
Sin embargo yo hoy con él cómo ayer con Leguina denuncio la purga que Sánchez inició conmigo –expediente que por cierto, Rubalcaba se negó a mover– y que se hace ahora con él y mañana con más. Lo hago porque la libertad de disentir es básica y más en un sistema donde los partidos políticos son el principal instrumento de participación política y además el único sistema de selección de liderazgos políticos. Si los partidos matan la libertad de disentir, si los partidos expulsan a los que hablamos libremente y con responsabilidad, nuestra democracia será peor.
Por eso defiendo el derecho de Nicolás y los socialistas que están contra la amnistía a Puigdemont y sus amigos golpistas, a decir alto y claro lo que piensan y a exigirle a Sánchez que copié a Felipe, y cuando se introduce un cambio tan espectacular en la posición tradicional del partido, como en su día hizo Felipe con el tema del marxismo, convoque un congreso extraordinario y que podamos escoger si queremos hipotecarnos con minorías tacticistas o queremos ser un partido de mayorías.
El debate va más allá de la amnistía y de la expulsión hoy de Nicolás y ayer de Príncipe o Leguina. Esto va de si queremos un PSOE partido de gobierno con vocación de mayorías y una socialdemocracia con libertad de debate, acuerdo y disenso. Hoy por Nicolás, pero siempre por el socialismo democrático, como cuando don Fernando Giner de los Ríos contestó al padre del socialismo soviético, don Vladimir Ilich Lenin, aquello de «Libertad para ser libres».
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