crónicas atlánticas
Justicia en Angrois
El accidente de tren nos marcó; forma parte de la historia trágica de Galicia
NUEVE años después aún sobrecogen los testimonios de las víctimas del accidente de tren de Angrois. Hay padres que lloran cada día a sus hijos, y heridos que tienen que tomar ansiolíticos cada vez que se suben al transporte público. También los vecinos tienen muy ... vivos los recuerdos del siniestro. La calma de un 24 de julio en Santiago, el prepararse para ver los fuegos del Apóstol, el alegre volver del trabajo con un festivo por delante que se truncó con el descarrilamiento del tren.
El relato de lo que ocurrió lo hemos escuchado mil veces y estos días lo estamos reviviendo con el inicio del juicio. Ayuda a pie de vía a los heridos, el horror de estar viviendo el peor accidente ferroviario de los tiempos modernos.
La adrenalina hace que tiremos para adelante y nos convirtamos en héroes en situaciones que a priori podrían parecernos imposibles. Muchos explican que empezaron a pasarlo mal cuando pasaron varios días. «Foi peor cando pasaron dous días. Empecei a decirlle á muller que me encontraba mal e debeu de ser polo accidente», explica Andrés aún sobrecogido.
¿Qué esperamos del juicio? ¿Qué tiene que aclarar la justicia? No es fácil determinar si la conducta del maquinista fue una imprudencia grave o si entra dentro de los errores humanos que todos cometemos a diario.
Tampoco meterse en los argumentos técnicos que expliquen por qué se tomó una u otra solución para la curva de A Grandeira, porque puede ser más o menos criticable que un tren tenga o no frenado automático, pero de ahí a la responsabilidad penal hay un buen trecho. ¿Incumplió el director de seguridad de ADIF la normativa de seguridad? Ahí está la clave de la investigación.
El accidente de tren de Angrois nos ha marcado a todos. Forma parte de la historia trágica de Galicia, como el Prestige. Comprensible la tensión que acumulan las víctimas y también la rabia de quienes están convencidos de que algunas autoridades no han actuado en defensa del interés público, sino para ocultar posibles responsabilidades. Yo pediría calma, convencido de que se va a hacer justicia.