Fervenzas de Galicia

Carlos Frade es médico, especialista en otorrinolaringología, y utiliza su tiempo libre para descubrir fervenzas. Y no solo hablamos del Ézaro en Dumbría, de la del Toxa en Silleda o Belelle en la ría de Ferrol, sino también de otras que ni siquiera están en los mapas. Cuando deja la consulta se pone las botas de montaña y se echa al monte como una especie de Indiana Jones en busca del arca perdida.

¿Cómo da con las fervenzas? Utiliza libros antiguos de cuando no había GPS y le pregunta a sus pacientes por los recuerdos de la niñez. A dónde iban a bañarse, por ejemplo, o si había algún salto de agua. De ahí saca las pistas para descubrir espacios que se estaban quedando perdidos en la memoria de los más viejos de la aldea.

Por lo que cuenta, no es fácil. Se ha tenido que abrir paso por el monte a golpe de machete, bajar por barrancos casi impracticables y se ha tenido que meter medio cuerpo en el agua para poder sacar buen material gráfico, porque después del descubrimiento viene el proceso de documentación: fotografías, vídeos, geolocalización y descripción de la ruta para quien desee seguir sus pasos.

Si se le pide alguna recomendación no es de los que se guardan los secretos para disfrutar de los espacios en solitario. El rego da Portorosa, en Aranga, y el cañón de Río Limia, en Lobios, son dos de sus últimos descubrimientos.

Todo esto está en su blog de «Fervenzas de Galicia», una maravilla dentro del desordenado mundo de internet. La historia de Carlos es también la historia de los cientos de gallegos que salen a avistar aves o a buscar arte rupestre. Están poniendo las bases del saber de mañana.