Elías Valiña, un visionario del Camino

Esta semana se ha presentado un documental sobre Elías Valiña, el religioso en cuestión, que estuvo como cura en la entrada del Camino a Galicia en las décadas de los 60, 70 y 80. Falleció en el 89, pocos años antes del Xacobeo 93 en el que la Xunta de Manuel Fraga catapultó el Año Santo al estrellato.

El plan que perfiló Vázquez Portomeñe en una servilleta en la tasca O Gato Negro, a principios de los 90, no podría haber triunfado como lo hizo si no fuese gracias al trabajo previo del visionario Valiña, que supo ver el potencial de las peregrinaciones en un momento en el que eran escasas.

Él ideó la señalización con la flecha amarilla y dicen los que lo conocieron que lo mismo hacía una investigación sobre el Camino (fue dos veces Premio Nacional de Investigación) que atendía la mesa de un grupo de peregrinos que llegaban a Galicia por las montañas del Cebreiro. Autor de guías modernas para los peregrinos, no se le caían los anillos por arreglar desperfectos en el santuario cuando hacía falta.

¿Cómo serían comarcas como la de la montaña de Lugo, Sarria, Palas de Rei o Arzúa sin el impulso de las peregrinaciones? El cura del Cebreiro se anticipó a las políticas de dinamización de las zonas rurales y la Galicia de hoy no podría entenderse sin su contribución a la difusión del Camino.

Al margen, además, de la pegada económica, llama la atención la vertiente espiritual de las peregrinaciones. En un mundo que va cuesta abajo y sin frenos, cientos de miles de personas deciden cada año hacer un paréntesis para caminar, pensar y plantearse si el camino de su vida es el correcto.

¡Buen camino!