La adicción a las drogas está detrás de buena parte de los delitos que sufre Santiago
Las asociaciones vecinales se movilizan para exigir soluciones al trapicheo en algunos barrios, sobre todo contra un narcopiso activo cerca del Hospital
Cae un '24 horas' de la droga que ponía en jaque la seguridad de un barrio de Arteixo
Un bloque de la calle santiaguesa de San Ignacio de Loyola registra todo el día gran trasiego de toxicómanos
La inseguridad y la sensación de inseguridad están relacionadas, pero no son exactamente lo mismo. Y aunque tanto una como otra exigen respuestas institucionales –y no sólo policiales– conviene poner las cosas en su contexto. La capital de Galicia es una ciudad segura, aunque ... los vecinos de algunos de sus barrios se revuelven, y con razón, contra el trapicheo en determinadas zonas. El tráfico de drogas a la puerta de la casa de uno no es ni higiénico, ni estético, ni seguro. Y, aunque la criminalidad en Santiago es baja, buen parte de los delitos están relacionados, precisamente, con el tráfico de drogas a pequeña escala.
En las últimas semanas el foco está puesto en el conocido como Banco do Pobre, en el entorno del barrio de Santa Marta-Choupana. En un bloque de viviendas de la calle San Ignacio de Loyola, en las faldas del Hospital Clínico Universitario, un narcopiso trae de cabeza al vecindario. El trasiego de toxicómanos en busca de sus dosis es continuo, tal y como pudo comprobar ABC. «Algunas veces se oyen gritos, alguna pelea, sobre todo hacia la tarde y hacia la noche», relata un vecino del bloque contiguo. Los efectos colaterales del trapicheo en los aledaños de la calle San Ignacio de Loyola son la evidente suciedad y algunas jeringuillas, una imagen que evoca aquellos años 80 de eclosión de la heroína. La situación levantó incluso la alerta de los propios sanitarios del hospital ante la proliferación en la zona de toxicómanos presionando a usuarios del aparcamiento para exigirles dinero, o pinchándose en los aledaños.
La situación en el entorno del Banco do Pobre fue motivo de disputa política en la ciudad estos últimos días. Borja Verea, líder del PP local, exigió al gobierno municipal que lidera el BNG soluciones para la zona y sus vecinos: «Hay que tomar medidas, y no estar diciendo que no hay un problema en nuestra ciudad». Y exigió a la alcaldesa, la nacionalista Goretti Sanmartín, mayor presencia de patrullas de la Policía Local. La regidora, por su parte, prometió un plan de actuación en la zona con una «perspectiva global e integral», es decir, que no ponga el foco sólo en la presencia policial, sino también en trabajo social, aunque sus explicaciones no acabaron de convencer a algunas de las asociaciones vecinales de estos barrios.
Pero más allá de la peregrinación de toxicómanos en el entorno del Banco do Pobre o en otros puntos determinados de la ciudad, ¿es Santiago una ciudad segura? «Es una ciudad tranquila para vivir y disfrutar, con una tasa de criminalidad muy estable», subraya en una conversación con ABC Carlos Temprano, el máximo responsable de la Policía Judicial desde hace tres años la capital gallega.
Las cifras así lo corroboran. Aunque es cierto que la tasa de criminalidad, en el conjunto de los delitos, subió en 2024 un 6% respecto al año anterior –Santiago es con Pontevedra la única ciudad gallega donde aumenta–, los índices siguen siendo bajos. Sobre todo, atendiendo a los delitos más graves:una muerte violenta registrada en doce meses –el tendero de la plaza de abastos Antonio Costa– y ningún homicidio en grado de tentativa. Destaca, por volumen, el número de hurtos, 1.505 en 2024, un 9,1% más que en 2023. Y la cibercriminalidad, que con 851 casos supone casi una quinta parte del total de los delitos de la capital gallega, en la línea de lo que ocurre en todas partes. Son datos del último balance del Ministerio del Interior.
Un problema social
Los responsables de la criminalidad compostelana, además, suelen ser delincuentes «locales y muy localizados», explica Temprano. Por temporadas hay picos de robos y hurtos, como sucedió en diciembre y enero, que se desinflan cuando la Policía consigue neutralizarlos. «A alguno lo detuvimos hasta tres veces en pocos días», confirma el jefe de la Policía Judicial en Santiago, que incide en la necesidad de la colaboración ciudadana para aportar información a la Policía por los canales habilitados para ello.
Y detrás de buena parte de estos delitos suelen estar las adicciones. «Muchos son consumidores habituales», recalca Temprano. Además, los hurtos o robos en establecimientos son «más desesperados que sofisticados», normalmente intención de obtener dinero rápido para la compra de droga. Por eso, enfatiza el jefe de la Policía Judicial, detrás hay un «problema social» que debe ser abordado desde diferentes prismas y no limitarse sólo a una mayor presión policial. También en el caso del Banco do Pobre.