El acusado por el triple crimen de Valga, más cerca de la prisión permanente revisable

La decisión del tribunal ciudadano abre la puerta a una sentencia de prisión permanente revisable para Abet, que se negó a contestar a las preguntas de las partes —ni siquiera fue interrogado por su defensa— pero que sí usó su último turno de palabra para pedir perdón a sus hijos, presentes en el asiento trasero del coche cuando le descerrajó cuatro tiros fatales a su madre, justo cuando salían de casa para ir al colegio. «Pido perdón a la familia y a mis hijos» manifestó ante el tribunal en la última sesión de juicio. Un tímido arrepentimiento que no tuvo efecto alguno en la decisión final de los jurados. Antes, debieron escuchar la grabación del hijo mayor de la pareja, que narró ante un agente de la Guardia Civil que su padre estaba «muy enfadado» ese día y que «pegó su coche» al portal para que su madre no pudiese salir.

Testigos del momento, los niños confirmaron que su padre se aproximó al vehículo con una pistola en la mano y que disparó a su madre por la ventanilla del conductor. Después se escondieron al fondo al jardín hasta que vieron llegar a su abuela y a su tía. Detrás de ellas apareció su padre, que atacó a las mujeres de frente con el arma. La trayectoria de los disparos la confirmó el equipo de balística que participó en la investigación. Y los agentes que realizaron el volcado del teléfono móvil del acusado reseñaron tres audios enviados a los pocos minutos del crimen en los que Abet se jactaba de haber hecho «lo que tenía que hacer». «Ya se acabó, ya maté a las tres, jajaja, ya están las tres para enterrar» llegó a decirle a uno de sus contactos.

Con todas estas pruebas sobre la mesa, los jurados determinaron que Abet es culpable de matar a las tres víctimas de manera intencionada, de las lesiones psíquicas a sus dos hijos, testigos directos del crimen, y de un delito de tenencia ilícita de armas. El acusado escuchó el veredicto en silencio y con la misma impasividad que mostró durante el proceso.