El BNG presume de «unión» tras la mayor escisión y pérdida de voto de su historia

El desmoronamiento nacionalista llegó tras la XIII Asamblea Nacional, donde la corriente más fuerte de la agrupación frentista —la UPG— volvía a ganar apoyos, mientras otras —como Encontro Irmandiño y +Galiza— perdían sus refuerzos. Por aquel entonces, hace apenas ahora unos meses, el diputado Carlos Aymerich se presentaba a candidato a la Xunta, resultando vencido por Jorquera con 295 votos de diferencia. Ahora, es Aymerich quien se muestra unido con aquellos que hasta hace bien poco eran sus contrarios.

A partir de ahí, el BNG se sumió en la mayor escisión de su historia, tras un goteo continuo de bajas que aglutinó a emblemáticos del partido, como el propio Xosé Manuel Beiras, y a diversos alcaldes como Martiño Noriega, de Teo. Las diferentes corrientes se aúnan ahora en torno al denominado «Novo Proxecto Común», si bien desde este frente ayer volvieron a recordar que «solo el Bloque puede ser el motor del cambio».

Su ideario no parece sencillo. Unido a las bajas continuas en sus filas, los nacionalistas se enfrentan a unos resultados, los revelados la semana pasada por el Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que lejos de afianzarlos como alternativa vislumbran un BNG en sus horas más bajas. Los datos confirmaron el desplome de la agrupación tras perder, en seis meses, más del 50% de su intención de voto. Además, la encuesta afirma que solo dos de cada diez personas conocen la identidad del que pretende liderar al BNG al frente del Ejecutivo.

Sin embargo, tanto la plana mayor de la agrupación como los miembros del Consello Nacional, diputados, alcaldes, portavoces de las siete ciudades y militantes que participaron en el cónclave, se empecinan en defender a un BNG cohesionado y culpan a los que «reniegan de su origen», en clara alusión a los escindidos.

Tras 12 intervenciones, la Convención finalizó con los discursos de la diputada nacionalista, Ana Pontón, Vázquez y Jorquera, que incidieron en la necesidad de liderar un cambio en Galicia. Mientras Pontón resaltaba que las políticas que está llevando a cabo el Gobierno «son un golpe de Estado para los derechos y libertades de nuestro país», Vázquez apelaba a la construcción de «un Bloque social gallego en defensa de nuestro idioma y de nuestra cultura», a la vez que acusaba al PP de fomentar «campañas de intoxicación masiva que preocupan y confunden» a sus militantes.

Un cambio que para Jorquera se debe sustentar en los principios de «soberanía, democracia y trabajo», alentado por «la puesta en marcha de propuestas alternativas a la crisis y no solo basadas en los recortes». «Potenciaremos los servicios públicos y no los conciertos privados. Haremos realidad la creación de un banco público gallego para evitar que nos expropien», puntualizó antes de lanzar el puño en alto con el himno gallego.