Necroturismo y la moda del camposanto
Las rutas por los cementerios gallegos están en auge. Orientados por un guía, los visitantes pueden elegir entre recorrer los pasillos de estos lugares de día, o de noche. También conocido como «tanoturismo», suma tantos defensores como detractores

En la cultura popular gallega, l a estrecha frontera que separa a los vivos de los muertos se difumina para dar forma a creencias y ritos que se resisten a desaparecer y perduran generación tras generación. Es el caso de la mitología creada alrededor de la Santa Compaña o del popular habelas hailas. Un entorno propicio para lo sobrenatural en el que ahora empieza a despuntar el turismo de cementerios. Bautizado como «necroturismo», esta alternativa para el tiempo de ocio con una arraigada tradición en otros países de Europa invita a los participantes a recorrer los pasillos de los camposantos de Galicia para descubrir el patrimonio artístico, arquitectónico, histórico y paisajístico que atesoran.
Rutas como la que durante los meses estivales adentra a los visitantes en los misterios del cementerio de San Amaro, en La Coruña, han dejado constancia del éxito de esta propuesta que encandila a unos y desagrada a otros. En el caso de este camposanto, los recorridos se realizan de día o de noche, atendiendo a las preferencias de los participantes. Hora y media en la que los guías revelan al público innumerables secretos a pie de tumba que dejan al descubierto la otra cara de estos lugares de culto.
Cementerio del fin del mundo
Pero en esta ruta de la piedra y el silencio, son muchos los enclaves gallegos capaces de competir por captar las miradas del público. U no de los más aventajados es el de Fisterra , también conocido como el cementerio del fin del mundo. Compuesto por 14 cubos de granito orientados hacia el mar desde un imponente acantilado, su construcción generó más de una polémica entre las gentes de la zona. Su autor, César Portela, fue premiado por crear «una de las mejores obras funerarias del mundo» , pero muchos vecinos de la localidad critican su diseño y defienden su derecho a sepultar a los suyos «en un lugar más acogedor». Actualmente, el de Fisterra es el camposanto sin muertos más valorado del planeta.
Más acorde con los moldes convencionales se levanta en Mondoñedo un cementerio conocido por los escritores y artistas que en él reposan . Desde Cunqueiro hasta Leiras Pulpeiro o Pacheco, recorrer este pequeño mauselo es casi como adentrarse en el parisino Père-Lachaise. Igual de interesantes son los cementerios de San Francisco en Orense o San Froilán en la ciudad amurallada, apunto de sumarse a la nómina de la Asociación de Cementerios Históricos de Europa.
Náufragos a pie de mar
Obligado en este recorrido necroturístico que gana adeptos en Galicia es el camposanto de Los Ingleses , situado en la localidad coruñesa de Camariñas. La historia de este cementerio está ligado al naufragio del Serpent.
Esa noche, 172 marineros ingleses perdieron la vida intentado llegar a tierra. Las gentes del lugar los auxiliaron movilizadas por el párroco del momento, que ayudó a sacar del mar a la mayoría de los cadáveres.
Los cuerpos de estos marineros fueron enterrados a pocos metros del lugar del naufragio, en lo que desde entonces es conocido como el cementerio de Los Ingleses, en recuerdo de aquellos naúfragos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete