Los «indignados» de Ferrol claudican y se trasladan a un local
Ningún campamento instalado en otra ciudad gallega se ha desmantelado
Los participantes del movimiento 15 M de Ferrol han sido los primeros en recoger sus bártulos e irse. Ayer, los activistas levantaron el campamento establecido en la céntrica Plaza de Armas, ante el Ayuntamiento. Se van pero no desaparecen. Los implicados trasladarán su actividad a un local cedido por la asociación de vecinos del barrio de Caranza, un inmueble desde el que continuarán organizando acciones de protesta en contra del sistema establecido. El asentamiento en la Plaza de Armas, ya conocida como «plaza del 15 de mayo» entre los «indignados», comenzó prácticamente en paralelo al resto de las que se realizaron en la Comunidad gallega.
La decisión de abandonar el emplazamiento público se adoptó en la asamblea celebrada la noche del pasado domingo después de la concentración en contra del Pacto del Euro, a la que acudieron cientos de personas. Según Jota, uno de los miembros de esta organización, el hecho de que se acabe la acampada frente al consistorio de la ciudad departamental no significa, en modo alguno, que sus reivindicaciones no continúen «con los vecinos y en los barrios». Así, esta noche realizarán una hoguera en el barrio de Canido. Los «indignados» iniciarán el acondicionamiento del local cedido por la vecinos de Caranza esta misma semana, tras trasladar parte del material instalado, hasta el momento, en Armas, y con el fin de que siga sirviendo de punto de información ciudadano.
Durante la últimas semanas, los del 15 de mayo convivieron con una feria de artesanía que se aposentó en la zona sin que se produjesen incidentes reseñables. El movimiento abordó un lateral de la plaza con carteles reivindicativos e, incluso, una biblioteca improvisada, en la que los protestantes han ido ubicando sus libros. La pasada semana, el grupo de ferrolanos destacó por irrumpir, por sorpresa, en una de las oficinas del INEM de la urbe y desnudarse de cintura para arriba. Los 13 participantes del movimiento del 15 de mayo pidieron, de esta forma, un puesto de trabajo y un hogar, al mismo tiempo que cantaron, bailaron y dibujaron en sus cuerpos la palabra que da nombre a su protesta. El resto de los declarados «indignados» continúa en plazas de las principales ciudades. Ningún otro campamento se desmanteló.
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