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Una gallega investiga si su hermana fue secuestrada por la red de niños robados

A la madre le enseñaron un bebé desbordante de salud y precioso, pero a los 10 minutos le dijeron que había muerto, negándose a cederle el cadáver«Sin bautizar no puede recibir sepultura», dijeron

ANA MARTÍNEZ

Sonríe al mirar la foto de su madre y, pese al tiempo transcurrido, conserva su voluntad inquebrantable. Eran momentos duros, sin casi medios. Visto con perspectiva, le parece increíble que hayan podido aguantar eso. Teresa Prieto Moreira tiene 60 años, nació en Pontecesures (La Coruña) y reside en el municipio pontevedrés de Tui. Cuando conoció la existencia de Anadir, asociación que intenta desmantelar una red organizada de niños robados y vendidos para su adopción, sintió que, quizás, lo ocurrido con su hermana no había sido «natural». Enseguida buscó asesoramiento para dar con el paradero de una «niña morena, preciosa, rebosante de salud» que nació en 1958, en el hospital materno infantil de Lérida. «Quiero que sepa que no la abandonamos, y que la buscamos, que intentamos encontrarla».

Sus padres, el resto de la prole —de 9, 8 y 2 años— y ella emigraron a Viella, donde el cabeza de familia comenzó a trabajar en una panadería. En aquella ocasión, el parto de su madre se antojaba difícil, y por eso se recomendó el traslado. En la primera quincena de junio, la portuguesa María Concepción Moreira González ingresó en el complejo médico referido. Su marido no pudo acompañarla, por su empleo, nada raro en la época. Los críos quedaron al cuidado de unos vecinos. El alumbramiento fue atendido por una comadrona, y esta persona que la asistió fue la que le enseñó al bebé. Cuando la vio, le pareció muy bonita; después, incluso oyó sus sollozos mientras la lavaban. Lo que no se esperaba era la noticia que llegaría a sus oídos solo diez minutos más tarde. «Desgraciadamente, ha muerto».

Según el testimonio de Teresa, su madre quedó afligida, desvastada, incrédula. Pidió verla pero, al parecer, no le dejaron. Nunca se creyó lo que le habían contado. Permaneció ingresada durante días, y todos sus intentos (anhelaba que se la trajesen y enterrarla) no fueron atentidos. Cuando volvió a casa, no había criatura. «Este nacimiento no figura ni en el Libro de Familia, que es rarísimo», suscribe Teresa, que añade, «ni su cuerpo teníamos para darle sepultura, únicamente nos decían que como no estaba bautizada, no podía ser, no podía producirse su entierro», asegura.

«Decía que tenía seis hijos»

Esta sexagenaria recuerda que ella no pudo hacer la Primera Comunión, a raíz de este suceso. Le tocaba ese año, pero tuvo que aplazarse para el siguiente. Toda la prole se fue a vivir a la capital, y Concepción Moreira nunca desistió, continuó con las pesquisas. «Muchísimas veces se venía abajo, porque veía como continuamente se le cerraban las puertas, llamase donde llamase», revela su hija, la mayor. El 6 de octubre de 1963 dio otra vez a luz, en el mismo hospital. Tuvo una niña, pero ésta vive. Es la pequeña, no hubo más. Murió. Tuvo una hemorragia de la que no se recuperó.

«Hasta ese día nos habló de mi hermana, la que perdimos; y ella siempre decía que tenía seis hijos, la contaba, esto prueba que nunca se creyó esa historia...». A la pequeña la crió Alsira, en Tui, una hermana de Concepción que no tenía hijos. Su padre se encargó del resto. Cuando Teresa cumplió 15 años, su progenitor, roto de dolor, decidió que todos volvían a Galicia. «Ahora, lo que pensamos, y ante la trascendencia de este caso, es que nuestra hermana pudo ser uno de esos niños robados... Y mi madre se murió deshecha de dolor, nunca pudo saberlo», precisa Teresa Prieto.

¿Forma parte este suceso de la trama que se está denunciando? Ella no lo sabe, pero desde luego lo que no quiere hacer es quedarse con la incógnita. Bastante han sufrido ya los suyos. Por eso no dudó en contactar con Anadir y tampoco a la hora de sumarse a todas las acciones conjuntas que están promoviendo. «Pido también que cualquier persona que pueda tener algún tipo de idea de lo que ha ocurrido con esta niña, con el parto de mi madre, nos lo cuente; apelo a la colaboración ciudadana, a averiguar si a alguien le ha pasado algún hecho parecido en Lérida... ha pasado mucho tiempo, pero necesitamos saber, la incertidumbre nos ha hecho daño, mucho daño, a lo largo de todos estos largos años», dice compungida.

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