«Gallaecia Petrea»
Piedra a piedra, Galicia esculpida a piedra, la atlántica, la Galicia interior, montañas y valles, ciudades y pueblos, granito a granito. Sentimiento y fortaleza, porosidad llena de historia, a cada golpe de martillo, de cincel, de maestros de oficio. La Gallaecia mágica y mística, pobre y sublime hoy se representa en una colección única, 341 obras, 341 pedazos de historia que se hace viva, que se siente en el alma, que nos trae retazos de vida, de cultura, de nosotros mismos.
Muchos comparan ya a esta «Gallaecia petrea» con «Galicia no tempo», aquella colosal y majestuosa exposición en San Martiño Pinairo hace ahora más de dos décadas cuando lo mejor del arte gallego, la pintura, sobre todo de la imaginería, de la escultura, de los frontispicios de iglesias, se dieron cita en Santiago.
Granito a granito, piedra a piedra para ocupar uno de los edificios del mausoleo Gaiás. Luz y espacio, trazado y petrificación. De nada sirve hoy cuestionarse la Cidade de la Cultura, hay que buscar su utilidad, su viabilidad, su atracción a la cultura pero sobre todo al servicio de Galicia y de la ciudadanía. No es ni será fácil. Gallaecia Petrea es una puesta de largo, también una apuesta por el presente inmediato y el futuro mediato. Busquemos ese futuro, no cavemos la trinchera política ni partidista.
Galicia respira arte por sus cuatro costados, Galicia es sentimiento esculpido en piedra, cada golpe, cada esquirla, cada esquina, cada «recuncho». Murallas, puentes, dólmenes y petroglifos, iglesias, monasterios, cruceiros, la huella de un tiempo, el nuestro, nuestros ancestros se hace hoy viva y cobra relevancia y valor. Debemos preservarla así como legado a las siguientes generaciones.
Estatus de guerreros, vírgenes, columnas, capiteles, molinos, aras, bajorrelieves, petroglifos, incluso lo que se cree un brasero utilizado en la Torre de Hércules para guiar a los barcos y así hasta completar esta exposición acertada, simbólica, mágica y mística, pues en la piedra se esculpió el arte, el misticismo, la astrología, las creencias de los pueblos, los porqués sin respuestas que cada pueblo, cada generación vivió y dejó como herencia en su huella. Campo de estrellas en Santiago esculpido piedra a piedra.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete