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entrevista al dibujante josé domingo

"Este cómic es puro entretenimiento"

“Aventuras de un oficinista japonés” nacieron en un fanzine para las ‘Xornadas de Banda Deseñada de Ourense. Ha sido galardonado con el mejor cómic del año según el jurado del Salón del Cómic de Barcelona

pachu m. torres

La cita con José Domingo es en el estudio coruñés conocido como La Pelu, una antigua peluquería de señora reconvertida en taller de artistas de la talla de David Rubín, Alberto Guitián, Roque Romero o Bernal Prieto. Durante el trayecto me da tiempo a releer el mejor cómic del año según el jurado del Salón del Cómic de Barcelona, y al volver a pasar por esas páginas coloridas me reafirmo en una idea: la utilización de una perspectiva isométrica, combinada con una narración muda dividida en cuatro viñetas por página, con ese gusto por el absurdo, el humor negro y la superposición de acciones y situaciones dan como resultado estas espléndidas “Aventuras de un oficinista japonés”, quizás la mejor crónica dibujada jamás sobre el épico viaje de un hombrecillo anónimo que se ve inmerso en una historia fascinante, contada con escrupulosa energía, y que se envuelve de una atmósfera y unos personajes variopintos dignos de la mejor mente creativa de los últimos años. Una vez en el estudio, José Domingo atiende a esta entrevista mientras termina de colorear la ilustración que nos dedica en exclusiva.

- Estas “Aventuras de un oficinista japonés” nacieron en un fanzine para las ‘Xornadas de Banda Deseñada de Ourense’ y han acabado en el ‘Salón del Cómic de Barcelona, llevándose el premio a mejor obra del año. ¿Cómo ha sido el recorrido de este cómic?

En Ourense salieron las 5 primeras páginas del Oficinista porque pedían una historia de esa extensión para el fanzine de las Jornadas del 2009. La idea se me ocurrió a través de un dibujo pequeño que había hecho en una libreta; a partir de ahí dejé que todo sucediera de manera un poco experimental: la única premisa era ver qué cosas le ocurrían al protagonista. Como vi que me salían cosas y que la mecánica de creación daba de sí, en 2010, después de haber contactado con la editorial Bang, me decidí a llevarles el proyecto al salón del cómic de Barcelona. Aunque el trabajo original era en blanco y negro y con aguadas para los grises, las páginas que presenté ya iban a color, y en el dossier les adjunté una breve explicación sobre qué iba la historia.

- Y a partir de ahí empezó la creación de la obra ¿Cuánto tiempo tuvo que dedicarle?

7 meses. Aunque en el 2010 ya se había confirmado su publicación, no fue hasta marzo del 2011 que empecé a trabajar en él. Fue bastante rápido la verdad, pero también es cierto que tuve dedicación absoluta con esta historia, algo que no siempre te puedes permitir.

- Darle forma fue rápido, y el planteamiento de la obra parece sencillo (4 viñetas por página, perspectiva isométrica en todas las imágenes y narratividad muda) pero seguramente lo más difícil fue aunar todas estas ideas...

Sí, aunque ya estaba todo en las primeras páginas en blanco y negro. La verdad es que sólo tuve que continuar esa línea. Pero aquellas las dibujé enteras, es decir, viñeta a viñeta, y cuando acababa una página pasaba a la siguiente. Pronto vi que esa forma de trabajar me llevaría demasiado tiempo, así que hice un storyboard, con la misma premisa de dejarme llevar por lo que iba pasando, sin planificar nada de antemano. Fui práctico y tiré por planificarlo todo antes pero con la misma naturalidad. Luego tenía que plasmarlo en tamaño A3, aunque en realidad lo que hacía era unir dos páginas en A4: cada dos viñetas iban en una hoja apaisada que luego acoplana. Y de ahí al proceso habitual: primero lápiz, luego tinta y después color.

-Esa forma de trabajar la remarca en su prólogo, señalando que hasta para usted era una sorpresa lo que iba ocurriéndole al oficinista japonés...

Claro, es todo improvisado. Partí sin guión a la aventura, enlazando unas viñetas con otras, situaciones con situaciones, historias con historias... Me fui dejando llevar por el dibujo y todo lo demás fue ocurriendo de manera inconsciente.

- Este proceso de creación no es muy habitual. ¿Se sintió cómodo trabajando de esta manera?

Sí, porque además es muy entretenido. Mi premisa a la hora de hacer este cómic era pasarlo bien para que el resultado fuera eso mismo: divertido. Por eso no quería cargarlo de ideas sesudas. Es lo que es. Entretenimiento. Y ahora que estamos con este tema de que la novela gráfica debe ser más seria o tal, yo quería hacerlo con otro estilo y ver si funcionaba.

- Los primeros que tuvieron que ver que esta obra funcionaría fueron los editores, que apostaron fuerte por usted...

Sí, la verdad es que sí. Y ya no es solo porque me publicasen en Francia y España al unísono, sino porque sabiendo que era mi primera obra como autor completo, que se arriesgaran y me editaran en color, en un formato tan grande, con tapa dura... ha sido todo un orgullo, la verdad.

- Volviendo a ‘Las aventuras de un oficinista japonés’, destaca en la obra la superposición de acciones, siendo la secundaria la que prima sobre la acción principal que es la andanza del oficinista

Las circunstancias superan a este hombre que se ve arrastrado por todo. A lo mejor en un par de puntos el protagonista intenta enfrentarse al entorno e intenta hacer algo, pero no puede, está superado por los cuatro costados por todo lo que ocurre. Así que se deja llevar. Esa es la gracia de la historia: todo lo que pasa este buen hombre intentando sobrevivir a un entorno absurdo.

- Hay varios momentos en que rompe con el ritmo narrativo, representado este hecho con el cambio de formato de viñetas

Sí, en algunos puntos recurro a la splash page o a la doble viñeta, o a la ausencia de viñetas. El sistema narrativo es muy marcado, y en algunos puntos venía bien romper un poco esa rigidez para darle un poco de vidilla al cómic, al ritmo de lectura. Como no podía jugar mucho más con el formato de la viñeta, pues trasteaba con la densidad de personajes en cada página, con el ritmo de lectura de cada viñeta... el ritmo de las acciones las marcaba con las elipsis, con lo que pasaba de una viñeta a otra y el tiempo de transición entre ellas. Así es como encontraba el ritmo. Está bien tener unas reglas preestablecidas, pero hay que saber cuándo romperlas para no resultar tedioso o para ver que no te estás cerrando a unas reglas autoimpuestas durante todo el tebeo. Si es lúdica y divertida esta lectura, qué mejor que llevarte un sobresalto rompiendo el ritmo o la planificación, jugando un poco a la contra de lo que está preestablecido.

- Eso que dice recuerda mucho a Chris Ware, a Max quizás, incluso tiene reminiscencias de Mortadelo o de Superlópez...

Sí, sí. Todas esas referencias son influencias que no oculto. También Dave Cooper o artistas de línea clara, pero sobre todos, Chris Ware. Me gusta mucho el tipo de dibujo que hace aunque las historias son muy personales, yo no podría hacerlas así. Saco lo que más me gusta de cada uno y lo incorporo a lo que yo quiero hacer.

- Hablando de influencias, la cultura pop, los videojuegos o el mismo mundo del cómic se hacen notar en esta obra.

Es verdad, aunque son cosas que no te das cuenta que estás usando hasta que las ves terminadas. Las tienes metidas en la cabeza y van saliendo sobre la marcha. Es la parte lúdica del cómic. O por lo menos de mis cómics. Yo no meto intencionadamente determinados registros o cosas, sino que va saliendo todo lo que la historia me pide.

- ¿Cómo ha sido la acogida en Francia de esta obra?

Tengo pocos datos al respecto, pero sé que no ha ido mal. Las críticas que me han llegado han sido buenas, incluso el otro día leí una muy graciosa en la que venía a decir que el cómic sí, muy bien pero los prólogos eran una mierda (risas), pero la verdad es que la acogida no ha sido como aquí. Allí hay más publicaciones, el mercado es muy grande, pero lo que más vende en el país vecino son las sagas que publican grandes editoriales como Dargaud o Glénat. Lo mío es para un mercado minoritario allí, pero no me puedo quejar.

- Ahora está trabajando en un nuevo proyecto llamado “El gran Flaffy”...

Sí, en formato digital. Son unas tiras cómicas, un proyecto más corto. La plataforma aún no sé cuál será. Desde ‘Alter Cómics’ aún no se han decidido si será para móvil o a través de unas tarjetas USB. En cuanto a proyectos largos tengo muchas ideas pero todavía las estoy dejando madurar a ver cuál funciona.

- Háblenos un poco más de este gran Flaffy

En principio son historias de dos páginas, narradas a través de viñetas alargadas de tal manera que en cada página haya 5, jugando también en ellas con el formato de la narración, ya que aquí tampoco hay texto. Son de corte humorístico, pero más inocente que el ‘Oficinista’. El personaje (que hace un cameo en las ‘Aventuras del oficinista japonés’) es un perro inocentón al que le pasan cosas cotidianas y la gracia está en ver cómo le afectan con su extrema sensibilidad.

- ¿Cómo cree que funcionará esta obra dentro del mercado digital?

Pues no lo sé, porque es un mercado que está en pañales, parece que no consigue despegar. Es todo muy raro: a la gente no le acaba de llegar este formato (y eso que ahora con los tablets ya hay un instrumento para leerlos), los editores ponen unos precios disparatados y luego hay ideas de bombero como el meterle animaciones o sonidos a los cómics, algo que no tiene sentido, porque desvirtúa lo que es un tebeo. Hay otro tipo de animaciones, que son para navegar por las viñetas, que las veo muy interesantes y con muchas posibilidades.

- En el pasado colaboró con David Rubín en la productora Dygra Films, así que en este campo de la animación y la multimedia probablemente tenga muchas más nociones para este tipo de publicaciones.

De animación sé porque he visto cómo se hacían las cosas y sé lo que funciona y lo que no, pero son campos muy distintos. Yo no sé animar, pero puedo entender cómo funciona. Lo que sí tengo en la cabeza son los tiempos, lo que tiene que durar un plano largo o uno corto. En el cómic digital es más difícil , porque el formato es el de la pantalla, y ahí no se puede controlar la velocidad de lectura si se meten animaciones. No es fácil el tema.

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