Vázquez liderará un PSOE dividido en dos

El sucesor de Emilio Pérez Touriño tuvo que afrontar severas críticas por parte de los que tomaron la palabra en el Palacio de Congresos de Santiago de Compostela. «Digámoslo claro, aunque nos duela: pocos gallegos creen hoy en nosotros como alternativa al PP», le espetaba la misma Espinosa a Vázquez en la intervención vespertina.

En la intervención en la que pidió el apoyo de los delegados para mantenerse al frente del partido, Vázquez apuntó directamente a Blanco al negar la tutela de Madrid en el devenir del PSdeG. «No quiero un proyecto con liderazgos paternalistas que me vengan a decir lo que tengo que hacer», señalaba el secretario general reelegido en una alusión directa a José Blanco, que animó en gran medida al sector crítico en la recta final precongresual al evitar posicionarse de cara a la cita (tres años atrás, tras la caída del bipartito, su apoyo allanó el camino a Vázquez).

Frente a este discurso, que insinuaba que Espinosa era poco más que la mujer de paja del exministro y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, esta le recriminó que «yo me presento sin tutelas, pero junto a amigos de los que no me avergüenzo». Se evidenciaba así la frágil unidad de un partido en el que en los últimos meses menudean los disensos internos.

El informe de gestión de Vázquez fue aprobado a media tarde por 256 votos a favor —lo que supone un 67 por ciento del total de delegados— 63 votos en contra (16%) y una gran abstención que alcanzó el 17 por ciento. Vázquez, que presentaba el informe y sus credenciales como «el camino del futuro» en el que todos los socialistas deben «trabajar unidos y remar en la misma dirección», fijó una serie de ideas en los campos de la Sanidad y la Educación que, a su ver, son los dos ámbitos más mermados por la actual Xunta.