Viaje hacia detrás de la cámara

Pérez, profundamente interesado en Oriente Medio, sintió la necesidad de hacer un trabajo centrado en niños de la zona y su particular odisea para acudir a la escuela con normalidad. Así llegó hasta este punto, en donde se da el único caso en el que palestinos son escoltados hasta su centro de enseñanza por soldados israelíes a su paso por un asentamiento de colonos. Tras un duro trabajo de producción, y de tejer una red de contactos que permitiese la elaboración de la cinta, una vez comenzada la ruta, la grabación no iba a convertirse en tarea fácil. «Cuando llegamos ya era el último día de clase. Teníamos una sola oportunidad para poder filmar el camino. Después de tantos controles y en una zona así de convulsa, no sabíamos si iba a salir bien », cuenta Pazos.

Su idea no ha sido innovadora solo en la historia que han contado, sino también en el modo de contarla. Sin más equipo que sus tabletas y sus teléfonos móviles, el viajar ligeros de equipaje les ha ayudado a minimizar algunos obstáculos. «En un terreno escarpado, te permite moverte con una mochila, sin desplazar grandes equipos, y estar más cerca de lo quieres grabar» , señala Pérez , al que matiza su compañera apuntando que « Israel y los países del entorno son muy herméticos , así que los permisos de grabación y entrada de material serían más complicados».

«Colonos y palomas» supone un cambio de registro para estos dos presentadores , que han tenido que hacer un viaje hasta detrás de la cámara y controlar todo el proceso, desde la preparación hasta la edición final, en un proyecto financiado por ellos mismos. Pero no solo eso, sino que ha resultado ser toda una experiencia vital para ellos. En este sentido, Pazos señala que «te cambia la forma hasta en la que hablas a tus hijos , porque aprendes que los problemas que en el día a día te parecen un mundo, no son nada», y concluye que «lo más duro ha sido ver a gente que vive con miedo». «Posiblemente puedes aprender a vivir con necesidades materiales, pero no tener un momento de tranquilidad y pensar que tienes a un enemigo siempre al acecho debe ser insoportable», apunta.