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TRIBUNALES

El verdugo del holandés de Petín, condenado a una década entre rejas

El juez no tiene en cuenta la eximente por afectación mental y niega el indulto al procesado

El homicida, en un momento de la vista oral EFE

P. ABET

El homicida de Martin Verfondern , el holandés que abandonó una vida de comodidades para trasladarse con su esposa a una minúscula aldea de la montaña orensana e iniciar una vida en la naturaleza, pasará los próximos diez años entre rejas . Así lo ha determinado el juez de la Audiencia Provincial de Orense donde un jurado popular consideró probado que Juan Carlos Rodríguez, hijo de los únicos vecinos que Martin y su mujer tenían en la aldea de Santoalla, abordó al holandés cuando éste bajaba al pueblo montado en su vehículo y le disparó a bocajarro con una escopeta de caza.

Ni el tribunal popular ni el magistrado albergan dudas sobre cómo se produjo el crimen, oculto durante años por la falta de cadáver , ni de que fue el hermano de Juan Carlos el que lo ayudó a deshacerse del cuerpo y del todoterreno de Martin prendiéndole fuego en una zona apartada de monte. Las evidencias halladas en el lugar donde años después fue localizado el coche y los testimonios recabados sobre la enemistad que enfrentaba a los Rodríguez y los Verfondern a causa de la propiedad de un monte comunal son más que válidas, en opinión del redactor de la sentencia, para encarcelar a Juan Carlos por un delito de homicidio.

Pero la sentencia, al igual que el veredicto del jurado popular, tienen también en cuenta el alto grado de minusvalía psíquica del homicida, tasada en un 65 por ciento . Sobre este aspecto, el fallo de la Audiencia anota que esta afectación no priva a Juan Carlos de su capacidad volitiva ni compromete su entendimiento a la hora de diferenciar «entre el bien y el mal» . No obstante, indica la sentencia, «sí afecta a su plena capacidad de entendimiento y le dificulta mantener en el tiempo las órdenes que se le imparten».

El hermano, exonerado

A la hora de equilibrar estas circunstancias, la sentencia afirma que el crimen de Martin fue un homicidio porque hubo «dolo de matar». El, a la postre, verdugo de Martin, sabía que si disparaba «a menos de 10 metros de él» y con «una bala de matar pieza mayor» le ocasionaría la muerte . De ahí que el juez no contemple el indulto que el jurado popular apoyó amparándose en la afectación mental de Juan Carlos. Su hermano, por su parte, queda exonerado de ocultar el cadáver por los lazos de sangre que lo unen con el condenado.

Además de los diez años de prisión, Juan Carlos deberá cumplir seis meses por tenencia ilícita de armas en grado de consumación. También tendrá que abonar a la esposa de Martin, que permanece en la casa que ambos reformaron a pocos metros de la familia de su homicida , 50.000 euros. Ella reconoce que, juzgado el verdugo de su marido, podrá volver a vivir, pero lo seguirá haciendo en el mismo lugar.

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