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José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

Valerio aclara el camino (o no)

No está del todo claro si a la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, le han contado en el Gobierno de qué va el embrollo de Alcoa, más allá de que la empresa ha presentado un ERE extintivo que su departamento tiene que gestionar con el mayor de los escrúpulos. Así que asumamos como provisional que todo el Ejecutivo del doctor Sánchez está en la línea estratégica de no contemplar la nacionalización de las plantas de La Coruña y Avilés, lo que por otra parte entra dentro de lo razonable. Sí, por una vez Gobierno y algo sensato pueden ir en una misma frase.

Piensen, si no, qué seguridad jurídica le estaríamos dando a nuestro tejido empresarial si pendiera sobre ellos la espada de Damocles de la estatalización a la venezolana siempre que un Gobierno entendiera inapropiada una decisión societaria . Suficiente tenemos ya con estos bandazos fiscales como para añadir más inquietud en estos tiempos donde se perciben los primeros signos de desaceleración económica.

La ministra Valerio —no sabemos si de manera consciente— desde luego que aclara el camino en la negociación con Alcoa. No está en la hoja de ruta la nacionalización . Así que eso mete en el cajón buena parte del discurso de En Marea, BNG y un sector sindical, que tendrán que reconducirse hacia posturas más moderadas en este conflicto.

Esto reduce el terreno de juego a dos posibilidades. La primera, que a Alcoa la seduzcan lo suficiente las ayudas a las electrointensivas vinculadas a las emisiones de CO2 consignadas en los Presupuestos Generales del Estado , a lo que debemos sumar la nueva subasta de megavatios por el sistema de interrumpibilidad y un horizonte de estabilidad en el modelo tarifario, como para replantearse un cierre que, seamos honestos, ya tiene más que amortizado en sus cuenta mediante las oportunas provisiones económicas.

Por otro, en un proceso carente de la transparencia debida, que el Gobierno encuentre comprador para las plantas en riesgo , una situación que previamente exige de un condicionante inexcusable: que Alcoa quiera vender lo que es suyo para fortalecer a un posible competidor en el mercado del aluminio. Y como moneda de cambio, la central de San Cibrao, cuyo cierre sí sería un golpe letal para A Mariña lucense, al contrario de lo que supone la planta de La Coruña.

Eso sí, no descarten que el Gobierno sea fiel a sí mismo y mañana nos desayunemos con una rectificación a la ministra Valerio...

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