Sin apenas alternativas a Ence para la madera gallega

La empresa todavía no ha desvelado sus planes si finalmente tiene que abandonar los terrenos de Lourizán antes de lo previsto. La sentencia de la Audiencia no es firme y cabe recurso. Uno de los escenarios más probables sería el cierre de la planta y la ampliación de la de Navia. «Al no haber una fábrica próxima el productor verá reducido el precio que le pagan por la madera», explica Jacobo Feijóo secretario general de la Asociación Sectorial Forestal Galega (Asefoga). El viaje hasta Asturias encarecería los portes entre 10-12 euros, calcula Feijóo , con lo que estima que los productores recibirían un 15% menos por tonelada. Actualmente se pagan 32 euros . «Últimamente los precios están muy bajos, llegaron a estar a 42 euros», indica Ramón Reimunde, presidente de Promagal (Productores de Madera de Galicia), una federación de asociaciones de la zona del norte de la Comunidad.

Reimunde responsabiliza a la política de Ence de los bajos precios . La pastera no ofrece más y como apenas hay competencia los propietarios de los eucaliptales no encuentran a quién vender. Como denuncian también agricultores y ganaderos, el negocio lo hacen otros. «Ence consigue precios baratos por la madera y cuenta con un proceso tecnológico avanzado. Con tres toneladas de eucalipto fabrica una tonelada de pasta de papel que vende a 1.000 euros», explica el presidente de Promagal. «Los perdedores de este partido son los propietarios», indica. De ahí que el sector no se alce a favor de la permanencia de la pastera en Pontevedra. «La gente no le quiere bien a Ence», resume Reimunde.

Cuatro de los seis millones de cortas de metros cúbicos de eucalipto se localizan en el eje de Ferrol, Ortegal y A Mariña. La desaparición de Ence de Pontevedra apenas les afectaría , salvo porque podría haber más vendedores interesados en colocar su producción en Navia. La preocupación es más acusada en el resto de las zonas de la Comunidad. Según explica, Jacobo Feijóo unas 20.000 personas venden madera a la factoría de Lourizán cada año . Como hay que esperar al menos 10 años para que los árboles crezcan, la cifra sube hasta los 70.000 propietarios que realizan alguna transacción con Ence en Pontevedra con cierta periodicidad. El secretario general de Asefoga coincide en que los precios a los que se paga la madera son bajos. Pero teme que la situación empeore en el futuro. «Si cierra la fábrica no va a mejorar la posición de Ence para pagarnos más», lamenta.

Fuera del monopolio de Ence, las posibilidades son escasas. Las asociaciones de productores explican que un pequeño porcentaje se exporta a través de los puertos gallegos o viaja a otras pasteras de Portugal o País Vasco. Pero el porcentaje es anecdótico porque los portes se encarecen con la distancia. Hay también algún aprovechamiento de los árboles más grandes para fabricar vigas de batea y poco más. Jacobo Feijóo considera que la única alternativa a corto plazo para los productores sería desviar la producción hacia las instalaciones de Navia, donde Ence ya está incrementado su capacidad. A más largo plazo deposita su esperanza en la anunciada fábrica de fibras textiles a partir de la madera, uno de los proyectos estrella que ha anunciado la Xunta para optar a los fondos europeos Next Generation. Pero la iniciativa está todavía en sus primeros compases y se desconoce quién la impulsará, donde se localizará la fábrica y si finalmente conseguirá parte del dinero que Europa ha reservado para intentar salir de la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus.

Otra de los escenarios sería el traslado de la fábrica de Pontevedra a otra zona de Galicia para que la Comunidad no se quedase sin una factoría con la que aprovechar su importante superficie forestal. Antes de que el Gobierno de Rajoy aprobase la prórroga de la concesión ahora anulada por la Justicia, a Ence ya se le instaba a abandonar la ría en 2018. Pero la empresa siempre rechazó esta posibilidad. La pastera argumenta que en 2006 recurrió «a expertos independientes», entre ellos la consultora finlandesa Pöyry, que concluyeron que ningún otro punto de Galicia contaba con las «especiales condiciones técnicas que necesita para su operación». En 2013, Ence explicó también otra de las razones de peso para no plantearse el cambio de ubicación. En rueda de prensa en la factoría, el presidente Juan Luis Arregui desveló que los informes encargados cifraban el coste de la operación en 700 millones de euros. «El traslado nunca ha sido una vía económicamente aceptable. Aquí era seguir o cerrar y trasladar esta actividad a nuestros complejos en Asturias y Huelva», dijo entonces Arregui.

Las asociaciones de productores forestales creen que la motivación económica es la principal para que la pastera no se plantee una reubicación . «Técnicamente no hay nada imposible, sino tampoco podría haber sitio para la fábrica de viscosa», subraya Feijóo, quien lamenta que «nunca se debió llegar al extremo en el que estamos ahora». Reimunde cree la ubicación ideal para la fábrica estaría en el concello de As Pontes por contar con «agua, suelo industrial disponible y muy buenas comunicaciones».