«Arde Lucus» o cómo convertir a Lugo de nuevo en una capital romana

El esquema es muy sencillo: ciudadanos de Lucus, pero también del resto de España salen a la calle, caracterizados de romanos, celtas o castrexos , para incluirse dentro de una muchedumbre que no hace más que aumentar: el año pasado se alcanzaron los 600.000 visitantes . Una vez allí, los planes se solapan con más de 300 actividades que implican a 44 asociaciones, 18 de ellas locales. Otro de los alicientes es la gratuidad de todas ellas, excepto el circo, que tiene un precio simbólico de tres euros. La fiesta se ha multiplicado: las primeras ediciones apenas contaban con unas docenas de actividades.

En el programa se pueden encontrar grandes clásicos como el ya mencionado circo romano , donde el público se divide en bancadas para apoyar a cada luchador, los desfiles o los bautizos y bodas celtas. Pero esta fiesta, con 16 ediciones en su haber y que nació en 2001 como un pequeño recordatorio del pasado romano y como conmemoración de la fundación de la ciudad sigue innovando y este año incorporará nuevos actos, como la construcción de una balsa indígena en pleno puente romano.

A pesar de que fueron pueblos enfrentados y los piques entre poblaciones están ahí, la armonía entre los caracterizados de romanos, los celtas y los que optan por ir de castrexos es total. No es difícil encontrarse a romanos y celtas comiendo juntos en una de las tabernas que se instalan en las plazas dentro de murallas o comprando detalles en la feria de artesanía que se coloca en la Praza Maior.

La ciudad puede presumir de haberse hecho un hueco con una de las celebraciones clave para iniciar las fiestas de verano en Galicia y España. Tras conseguir la declaración de Fiesta de Interés Turístico Gallego, en marzo llegaba una noticia aun mejor a la ciudad amurallada: la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional . Un impulso que confirma la rotundidad con la que la festividad se ha colado en el panorama nacional a golpe de historia y del entusiasmo de una ciudad que prepara durante meses este fin de semana.

Y es que cuando se habla de Lugo se tiene que hablar obligatoriamente de historia viva: una ciudad que no solo cuenta con la conocida e imponente muralla con más de dos kilómetros de longitud y nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco . Los mosaicos que aparecen bajo las construcciones actuales (y que ya cuentan con un museo), las piscinas o los restos de un acueducto son otros de los elementos que situaron a la antigua Lucus Augusti como una de las joyas de la corona del antiguo Imperio Romano. Ahora esa gloria vuelve a resonar por las calles empedradas de la ciudad, que se engalana para recordar en el Arde Lucus a sus antepasados, sin discriminar entre celtas, romanos y castrexos .