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Galicia

Las playas gallegas se quedan sin socorristas: «Es mejor ser camarero»

El sector anuncia un verano con menos vigilancia en la Comunidad de los mil arenales: «No compensa»

Concellos como Sanxenxo, Vigo o La Coruña optan por externalizar el servicio ante la falta de candidatos

La mayoría de concellos costeros reconoce graves problemas a la hora de fichar socorristas MUÑIZ

Patricia Abet

Pese a que el mal tiempo mantiene estos días las playas gallegas libres de bañistas, el arranque de la temporada estival obligará a que, en más de un centenar de arenales, el servicio de socorristas empiece a funcionar el próximo 1 de julio . Se trata de las playas distinguidas con la bandera azul, cuyo reconocimiento implica que hasta el mes de septiembre deben contar con vigilantes a pie de arena al menos ocho horas al día, coincidiendo con los momentos de mayor afluencia. Los concellos son los que deben garantizar que la plantilla de socorristas sea la suficiente para cubrir todos los días de semana en un horario que suele extenderse desde las 12 hasta las 20 horas, pero conseguir profesionales es tan complicado que algunos ayuntamientos reconocen que han tenido que renunciar a la bandera porque la bolsa de socorristas es insuficiente. El problema de fondo en la Comunidad de las mil playas radica, acusan desde el sector, en la temporalidad y los bajos sueldos. Tampoco ayuda que desde el año 2012 los socorristas estén obligados a realizar un curso de más de 400 horas, que supone un desembolso de unos 1.300 euros , para obtener un certificado de profesionalidad. Lo resume Nuria Rodríguez, presidenta de la Federación de Salvamento e Socorrismo de Galicia, que pone el acento en que se requiere una formación específica de «cinco o seis meses de curso» para «trabajar dos o tres meses al año», un dilema ante el que muchos jóvenes optan por «meterse en otra profesión, como la de camarero, que al final es mejor».

El sueldo tampoco anima a los aspirantes, por muy vocacionales que sean, porque sin un convenio laboral específico para socorristas de playa se los incluye en uno más abierto de instalaciones acuáticas y gimnasios que contempla una nómina de 1.260 euros brutos al mes . Una cantidad que ya no moviliza a muchos estudiantes que completaban sus ingresos del año con los meses que dedicaban a velar por la seguridad de los bañistas. «Cuando desquitamos un poco el precio del curso es pasado mes y medio o dos meses de verano, por lo que muchos compañeros deciden que no vale la pena dedicar tantos meses de formación y esfuerzo, por mucho que les guste », reconoce Rodríguez, que incluso revela que hay cursos subvencionados que no cubren las plazas «porque ni así la gente quiere dedicar más de 400 horas para un contrato que con suerte va a ser de tres meses».

El camino elegido por muchos de los aspirantes complica la organización de los municipios costeros, que ya desde el mes de abril se afanan en contratar socorristas que protejan sus arenales. Los mayores, como Vigo, La Coruña o Sanxenxo, optan por externalizar el servicio ante las enormes dificultades para cubrir una plantilla mínima. En el caso de Sanxenxo, el municipio español con más banderas azules, es el primer verano con este nuevo modelo y todo parecen ventajas. « Llevamos años ya con este problema encima de la mesa . Nos era muy difícil fichar a gente porque entre socorristas y sanitarios tenemos que contratar a más de 80 personas y además en algunas de nuestras playas ofrecemos un servicio de vigilancia ampliado que empieza en junio y finaliza a mediados de septiembre» explican a ABC desde el concello pontevedrés, que buscó «dar un salto de profesionalidad» y ahorrarse quebraderos de cabeza. Además, y con la muerte de un bañista en Silgar el pasado mes de abril todavía presente, en Sanxenxo han colocado ya un balizamiento a 200 metros de la costa y canales de nado en Silgar para proteger a los usuarios, extremando las medidas de seguridad . En el caso de Vigo, con once arenales a cubrir y cien plazas en juego, la externalización lleva siendo la tónica los últimos diez años. También en La Coruña, donde los organizadores reconocen que este año «ya está todo cubierto».

Pero el problema desatado por el déficit de vigilantes sigue enquistado en la mayoría de municipios costeros, que ensayan fórmulas para fichar más y mejor en el mercado estival de los socorristas, aunque sin mucho éxito. « Algunos concellos como Oleiros ofrecieron sueldos más altos, pero ni así» explica la presidenta de la Federación de Salvamento, que considera que una medida debe ir de la mano de la otra si lo que se pretende es desatascar el conflicto de una manera eficaz y duradera. Lo sufren de manera directa en localidades como Vilagarcía, donde tras una primera convocatoria aún tienen muchas plazas vacantes. El concello precisa una docena de socorristas , pero da por hecho que, un año más, «no los conseguiremos».

En la otra orilla de la polémica, los socorristas insisten en trabajar más meses. «Lo que llevamos años pidiendo es aumentar el tiempo de servicio para hacer atractiva esta profesión, porque este situación está derivando en que no se está eligiendo a los mejores, sino lo que hay. Yo recuerdo estar en tribunales en los que se presentaban 400 personas para 75 plazas y ahora hay convocatorias de 75 plazas a las que se presentan 35 . Eso es lo que estamos viviendo y hace diez años que lo avisamos», lamenta Rodríguez. Como portavoz de la profesión, asume que «lo mínimo para que la gente se anime sería pensar en cuatro o cinco meses de trabajo», un modo de que las horas de formación compensen. Pone como ejemplo el caso de los socorristas de piscina, donde hay más candidatos porque las horas de formación son menos y porque quienes cuenta con los Tafad de Inef pueden asumir esa responsabilidad de forma directa, por lo que «siempre hay más aspirantes para este tipo de instalaciones».

Con la mayoría de las playas sin servicio de vigilancia, desde el gremio alertan de que «este verano no va a haber socorristas pese a que hay playas en el norte que son muy peligrosas y que se van a quedar sin vigilancia». Ante el escenario que se abre, animado por los buenos datos de afluencia turística, el sector ahonda en mejores condiciones y mayor regulación. Se quejan de que en una piscina siempre habrá una inspección, pero en una playa, da igual las dimensiones o afluencia que tenga, no. «Los socorristas no son una figura obligatoria ni hay que tener en ellas ningún material específico» revelan a pocos días de que la temporada de verano se inicie sin apenas bañadores rojos controlando desde la arena y con muchas torres de vigilancia desiertas.

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