Pilar Rojo: «La libertad religiosa es conquista del pensamiento democrático»

Apenas hubo público en la plaza del Obradoiro para presenciar el inicio marcial de la celebración. Los fieles aguardaron en la Catedral compostelana el desarrollo de la ceremonia religiosa —y su tradicional liturgia con motete y chirimías — dado que en el exterior las fuertes rachas de viento y lluvia hacían casi imposible su desarrollo. Lo contrario que el alcalde santiagués, el rupturista Martiño Noriega , que recibió al cortejo fuera... y allí esperó a que terminara para la recepción oficial.

La suya no fue, sin embargo, la única ausencia destacada en esta ocasión, pues también faltaron el presidente de la Xunta —sin agenda esta semana— y su número dos. El líder de la oposición municipal, el popular Agustín Hernández , no pudo estar al coincidir con el pleno de la Diputación coruñesa.

Rojo comenzó su texto con agradecimiento «por tener un Monarca tan interesado en el fenómeno jacobeo» para reivindicar después su papel de oferente como líder de la primera institución gallega, pues a mayores de los vínculos identitarios de la región con esta tradición, «la Constitución obliga a los poderes públicos a tener en cuenta las creencias religiosas de la sociedad». «Este es el espíritu constitucional, anclado en el principio de no confesionalidad, que es diferente al laicismo, un principio que no contempla nuestra Carta Magna », insistió la delegada regia.

Tras aludir al Jubileo de la Misericordia recién iniciado, lamentó que «vivimos momentos de agitación, donde la oscuridad del radicalismo pugna contra la luz de la libertad en la escena internacional». Convencida de que «volveremos a triunfar ante las renovadas agresiones a nuestra forma de convivencia», apuntó a la «unidad y el consenso» como claves para lograr el «equilibrio entre seguridad y libertad» .

Reprobó también que «persista la inadmisible discriminación de la mujer, reducida en ocasiones a mero objeto y privada de individualidad», « ¿Cómo afianzar de una vez por todas la igualdad sustancial entre hombre y mujer? Esta discriminación vulnera claramente la misericordia y la caridad».

En su homilía de respuesta, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio , llamó a «no tener miedo a ser y a aparecer como cristianos en la vida privada y en la pública». «Santiago nos transmite que si algo debe inquietarnos y preocupar nuestra conciencia es que tantos hermanos vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo y sin una comunidad de fe», siguió.

«El comportamiento ético y moral en la actitud de servicio a los demás ha de ser nuestra referencia —invitó el prelado, a quien acompañó el cardenal Rouco Varela —. Hacen falta personas sensibles a la necesidad de los demás, que se dejen conmover por ella y traten de remediarla». Pero advirtió que no toda la miseria es material, sino también «la ignorancia o la impotencia para armonizar las diferencias, aportando ideas y motivaciones a un pluralismo que sin referencias de unidad, se pervierte ».