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Ataque en México

Pesar en Orense por el asesinato en el DF del empresario José González

En O Carballiño lo recuerdan como un hombre «entrañable» y «siempre activo»

Bevita Caíña, amiga y vecina de la familia, ante el chalet de José González en Mesego (O Carballiño) MIGUEL MUÑIZ

R. LIZCANO

O Carballiño (Orense) es una localidad estrechamente ligada a la emigración. Su población, de entorno a 14.000 habitantes, se multiplica en los meses de verano, cuando desde México —también desde Panamá— regresan a casa decenas de familias que mantienen su actividad profesional en el país americano. Lo mismo ocurre en Beariz, una más entre el puñado de poblaciones orensanas en las que el número de votantes registrados en la diáspora sobrepasa a la población residente. Tanto en O Carballiño como en Beariz trataban de digerir ayer la muerte del empresario José González, tiroteado el sábado en Ciudad de México, en circunstancias todavía poco claras . La consternación se extendía al ayuntamiento de San Amaro. Allí, en la aldea de Montes, un núcleo que mantiene apenas cuatro o cinco vecinos, nació González hace ahora 72 años.

José González y su mujer, Fifita Gulías —hermana del presidente del Centro Gallego de México, Florencio Gulías— viajaban cada verano a O Carballiño y se establecían allí desde junio hasta bien avanzado el mes de septiembre , cuando terminaban las fiestas patronales de San Cibrao. El matrimonio hacía vida en uno de los pisos que la pareja posee en el núcleo urbano, pero ponían especial empeño en tener todo preparado en el chalet con piscina de la parroquia de Mesego en el que se alojaban su hija, su yerno y sus tres nietos (dos chicos y una chica de entre quince y veinte años), que residen en México y realizan estancias veraniegas más cortas en Orense. José y Fifita tenían otro hijo varón que falleció en un accidente de tráfico.

«Nos deja consternados»

«El primer día que llegaba ya se pasaba por aquí a saludar; son personas muy entrañables» , explica Secundino Álvarez, propietario del establecimiento de jardinería que se ocupa del mantenimiento de la finca de Mesego y del suministro de flores y plantas para los pisos del matrimonio. La última vez que habló con José fue en Navidad, para felicitarse las fiestas, recuerda Álvarez, quien define al empresario orensano como un «buen hombre», «muy activo, siempre con cosas que hacer». «La noticia nos deja consternados», afirma.

La familia no hacía mucha vida en Mesego pero sí mantenía una relación estrecha con Bevita Cuíña. Su negocio de gaseosas está enfrente del chalet de José González y ahora le habían dejado una llave del portalón para comprobar la finalización de unos arreglos. «Hablamos hace ocho días», apuntaba Cuíña ayer, todavía sorprendida por la noticia. «Me lo dijeron el domingo por la noche y me quedé volada. De noche no dormí... Es que todas las noches vengo a mirar si les ha entrado alguien en casa, figúrate. Ayer [por el domingo] llamé a México, pero no me cogieron. Sí hablé con una hermana que tienen aquí en O Carballiño. Me dijo que era cierto, que lo iban a incinerar allá y que después, cuando se pueda, traerán las cenizas », apunta esta vecina de Mesego.

En casa de la hermana indican que no pueden dar detalles sobre unos hechos que están siendo investigados. Según las primeras versiones, el empresario, con negocios de hostelería, hoteles y gasolineras , se encontraba en uno de sus establecimientos en el distrito del DF Delegación Miguel Hidalgo cuando alguien le avisó de que le llamaban fuera. En el exterior fue abatido por varios disparos.

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