Polémica en Pontevedra
El permiso de obra de Lores ya exigía la licencia de primera ocupación
La licencia para construir la casa, de julio de 1997, recoge que «no podrá ser ocupada» hasta cumplir dicho trámite
La documentación vuelve a desmontar su argumento de que «no era algo usual» ni de «obligado cumplimiento»
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Iniciar sesiónMiguel Anxo Fernández Lores , alcalde nacionalista de Pontevedra, podrá poner cuantas excusas considere pertinentes para justificar que durante más de dos décadas viviera en una casa que carecía de licencia de primera ocupación, como destapó ABC el pasado 10 de mayo. Un acto administrativo ... al que obliga no solo la ley autonómica, de 2012, sino también una ordenanza municipal publicada en octubre de 1997. Pero hay más: ese mismo año, el 21 de julio, la Comisión de Gobierno del Concello de Pontevedra acordó conceder a Lores « licencia urbanística para realizar obras consistentes en la construcción de una vivienda unifamiliar»; y en el punto undécimo se especifica que «la edificación no podrá ser ocupada en ninguna de sus plantas hasta que las obras estén completamente terminadas, teniendo que solicitarse en dicho momento a este Concello la preceptiva licencia de primera ocupación », según consta en documentación oficial a la que ha tenido acceso este diario.
Esto es: el primer edil del BNG fue consciente desde el principio , desde que recibió luz verde para edificar una «vivienda unifamiliar compuesta de plata semisótano, planta baja y aprovechamiento bajo cubierta», ubicada en «el lugar de Pazos-Marcón», de que estaba obligado a solicitar la licencia de primera ocupación . Que ésta era «preceptiva» y que debía obtenerla en el «momento» de acabar la obra. Por más que al descubrirse una irregularidad que se prolongó 22 años se escudara en que «no era una cosa de obligado cumplimiento». «No se pedía la licencia de primera ocupación», había apuntado anteriormente la portavoz de su gobierno, Anabel Gulías, quien aseguró que el documento «no era solicitado por este Concello, ni a Miguel [Anxo Fernández Lores], ni a ningún vecino».
Al hoy alcalde le quedó claro que esto no era así porque votó la ordenanza municipal —cuando todavía no empuñaba el bastón de mando, pero ya era edil en la oposición—, en la que consta, en su artículo 10, que «queda terminantemente prohibido a los titulares del edificio construido su ocupación sin la previa obtención de la licencia de primera ocupación». Pero es que, por si no fuera suficiente, también quedó plasmado en la documentación por la que se le otorgó la licencia de obra —que es otro trámite completamente diferente, por más que desde el Concello, hace dos semanas, se intentara propiciar una confusión al respecto—.
En el referido punto del acuerdo del Consejo de Gobierno se añade que, en el momento en que Lores solicitara —como no hizo hasta el año pasado su mujer— el documento de primera ocupación, para acreditarse que la construcción estaba rematada, había de aportarse «certificado de final de obra firmado por los directores de la misma y visado por sus colegios oficiales correspondientes, procediéndose, con carácter previo a su otorgamiento, a la oportuna comprobación por los Servicios Municipales de Urbanismo ». Esa habría sido la secuencia correcta: pedir el documento final de obra, recibir la visita de un funcionario que comprobara que todo estaba en orden y, por último, solicitar la licencia de primera ocupación. Éste es «el único» acto administrativo «que acredita que (...) tienes un edificio que cumple con la legalidad», como se recuerda desde la delegación de Pontevedra del Colegio de Arquitectos de Galicia.
La licencia de obra indica, además (punto 6), que Lores debía dar « cuenta al Ayuntamiento para comprobación , una vez construida la estructura de la primera planta, terminada la cubierta y la totalidad de las obras, sin cuyos requisitos no podrá darse trámite a ninguna petición de instalación de servicios ». Esto, a su vez, también exige por ley disponer de licencia de primera ocupación, pero está acreditado que ya en 1998 se realizó la conexión a la corriente eléctrica.
Rectificar o dimitir
Negro sobre blanco, la documentación que oficializa el permiso al alcalde para edificar su casa es una muesca más en el cúmulo de evidencias de que sabía que estaba obligado a contar con la licencia de primera ocupación, por más que se escudase en que «no era algo usual» o que «para vivir en esa casa y para lo que quise hacer, no era necesario». O que Gulías llegara a afirmar que «no se solicitaba como requerimiento imprescindible para vivienda (...), sobre todo en el caso de viviendas unifamiliares». Todos estos argumentos los rebate la licencia de obra.
Desde el PP, su portavoz, Rafa Domínguez, ya había manifestado a ABC su convicción de que «supo en todo momento que estaba en una situación irregular». Y que pedirían su dimisión «si no rectifica» y «asume su mentira y que estaba de una forma ilegal» .
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