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GALICIA

Ocho largos años sin rastro de Sonia Iglesias

El aniversario de la desaparición de la pontevedresa se cumple sin ningún culpable en la cárcel, pero con su pareja de aquel entonces como permanente sospechoso

Manifestación en recuerdo de la joven, que cada año se repite en su ciudad EFE

P. ABET

Como todos los años desde ese inexplicable 18 de agosto de 2010 en que Sonia Iglesias no se presentó en su puesto de trabajo en una céntrica tienda de Pontevedra, su familia saldrá a la calle a exigir justicia. Piden que se aclare qué ocurrió aquella mañana cuando la pareja de Sonia en aquel momento se despidió de ella y la dejó en una zapatería de la ciudad . Porque, pasados 8 largos años, ese es el último lugar donde se localiza a la joven y Julio Araújo, la última persona en verla. Después, el más absoluto de los misterios. Nadie la vio ni se conoce el camino que pudo seguir. Tampoco su paradero tras una larga e intensa investigación que por el momento no ha arrojado resultados.

Con la esperanza puesta en que el caso avance, la familia ve con buenos ojos la introducción de nuevos investigadores en las pesquisas, que el pasado mes de febrero dieron un giro inesperado. Fue entonces cuando el eterno sospechoso por la desaparición, Julio Araújo , volvió a estar en el punto de mira al registrarse con minuciosidad varias de las propiedades de su familia. En una de ellas Araújo, que siempre ha negado su vinculación con la desaparición , incluso había llegado a vivir una temporada con Sonia y con el hijo que comparten. Y fue precisamente allí donde los agentes demostraron más énfasis en sus rastreos. Ubicada en las inmediaciones del cementerio de San Mauro, en la vivienda no quedó un rincón por examinar e incluso se llegó a hablar de una posible inspección en el camposanto próximo a la casa.

De nuevo archivado

Durante los prolongados registros, que devolvieron al caso todo su interés mediático, estuvo presente el propio Araújo y también numerosos agentes de la Científica llegados de Madrid. Además de la toma de muestras se utilizó un georradar y se bombeó un pozo de la finca . De igual manera se comprobó el alcantarillado, pero meses después ninguna de estas pistas derivó en conclusiones relevantes para el caso. Tras este último intento, que coincidió en el tiempo con el ingreso de Araújo por un problema respiratorio grave , las pesquisas volvieron a ser archivadas en junio , aunque la Policía Nacional se mantiene vigilante.

Una manifestación que saldrá el próximo viernes 24 a las 21.30 horas de la Praza da Ferrería recordará que la desaparición de Sonia Iglesias se ha convertido, ante la falta de datos y lo extraño del suceso, en una de las páginas más enigmáticas de la crónica negra española. Su familia lucha y «persevera» porque el caso «no caiga en el olvido».

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