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«No sé cuándo podré volver a casa»

Los ciudadanos y los turistas asisten resignados a un nuevo día de huelga mientras se ponen manos a la obra en la busca de opciones para llegar a su destino

Viajeros en la estación de autobuses de Santiago MIGUEL MUÑIZ

DAVID GÓMEZ

El ambiente de una séptima jornada de huelga en una ciudad como Santiago es de resignación y alternativas. Poco a poco se sustituyen las escenas con decenas de personas esperando a un taxi y la confusión y caos en cada parada de bus por unos ciudadanos agotados que piden una solución mientras se buscan la vida.

Las diferentes medidas para combatir la falta de buses van por barrios. Los que se tienen que trasladar dentro de la ciudad optan por el taxi: el goteo de estos coches por el Ensanche compostelano era una constante. «Estos días estamos a tope», comenta un taxista mientras recibe a un cliente. Otros esperan pacientes a que lleguen los servicios mínimos: «A mí me parece bien que hagan huelga, pero van a arruinar la gallina de los huevos de oro que es el turismo» , comenta enfadado un pasajero al que ni tiempo le da de decir su nombre. Hay carreras para coger un bus que no volverá hasta dentro de muchos minutos.

Mundo aparte es el de los clientes del aeropuerto. Stefano, peregrino italiano, escribe un cartel que pegará junto a la parada de Plaza Galicia: busca compañeros de taxi para subir hasta Lavacolla . Le ayudamos a traducirlo a castellano mientras explica que esta huelga no le enfada «porque estábamos avisados». Lo que sí le moesta un poco más, afirma, son los 21 euros de carrera hasta el aeródromo, que otros turistas pagan resignados para poder coger su vuelo.

Los que también buscan alternativas son los que viven en los pueblos y ciudades gallegas alejados de las bondades del tren rápido. Lucía actualiza cada pocos minutos la aplicación de coches compartidos Blablacar para comprobar si salió un viaje nuevo a Ferrol. «Mi otra opción es ir hasta La Coruña y que me vengan a buscar mis padres allí» . Lidia, de Narón, es más directa: «No sé cuándo podré volver a casa».

Es la situación de otros tantos usuarios, que llaman preocupados a una estación de buses que comunica. «Hay un ‘Freire’ (línea de Santiago a Lugo) a las ocho, pero no sé si saldrá o no», dice Luis, que tuvo que recurrir por primera vez a ese coche compartid o. Aunque sabe que puede que no sea la última si se quiere desplazar por una Galicia que sigue sin buses.

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