Más horas de sol y menos días de lluvia: ¿dónde quieren vivir los gallegos?

Pocos días de lluvia, muchas horas de sol, veranos e inviernos suaves y vientos flojos . Un estudio dirigido por el profesor de Geografía Física de la Universidad de Santiago (USC) Alberto Martí y el geógrafo y climatólogo Damián Caballero formulado a partir de 700 encuestas a ciudadanos pone negro sobre blanco las preferencias climáticas de los gallegos, tristemente opuestas a la tónica general del territorio. Partiendo de la conocida influencia que el tiempo atmosférico ejerce sobre la vida diaria, el confort y la salud de los personas (así como sobre muchas actividades económicas y de ocio), los investigadores se propusieron preguntar a la población gallega «¿si puedieras elegir que características ideales de clima tendría tu lugar de residencia?» para, a continuación, identificar los lugares de Galicia más ajustados a las preferencias de su población.

De acuerdo con las respuestas recabadas, los «espacios con mayor aptitud climática para vivir», exponen los autores, se corresponden con la franja litoral atlántica , pero muy especialmente con las áreas en torno a las rías de Vigo, Pontevedra y Arousa, así como los municipios del Baixo Miño entre Tui y A Garda. Zonas, todas ellas, en las que la proximidad del océano «favorece la moderación de las temperaturas durante todo el año y ambientes suaves tanto en verano como en invierno, además de una mayor insolación». También, explica la USC en un comunicado, aparecen en una posición destacada por sus horas de sol y su menor días de lluvia las tierras de O Bolo y el valle del Bibei en la provincia de Orense, y algunas zonas de mediana altitud de la Baixa Limia, con veranos de temperaturas máximas suaves por efecto de la altitud.

En el extremo opuesto, los lugares menos deseados son las áreas de montaña , bien por su elevada altitud, como ocurre en los Ancares, el Macizo de Trevinca o Cabeza de Manzaneda, bien por su posición septentrional, en el caso de las sierras del norte de la provincia de Lugo y La Coruña. En este caso, juegan en contra su valores extremos, con nebulosidad abundante, menor número de horas de sol, más precipitaciones, inviernos muy fríos y veranos frescos.

Como curiosidad, los autores subrayan la coincidencia entre las preferencias expresadas por los entrevistados con características opuestas al lugar en el que viven. Así, mientras los residentes en la provincia de Orense ansían veranos suaves, lo de Lugo los prefieren cálidos y suspiran por inviernos suaves. Los resultados muestran asimismo diferncias en función de edad, género y lugar de residencia. Así, las mujeres, la población urbana y la de costa prefieren pocos días de lluvia, y, mientras que la población masculina del medio rural y del interior muestra preferencia por inviernos fríos, las mujeres y las personas de más de 70 años los prefieren suaves. Además, los veranos calurosos son más deseados por la población urbana, una opción que curiosamente no elige ninguna persona mayor de 70, seguramente, aventuran los autores, «por los efectos perjudiciales de las altas temperaturas sobre la salud».