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Análisis

PSdeG: Marca y candidato

El barómetro de GAD3 para ABC es una foto fija a falta de 40 días para la cita con las urnas en un entorno en constante cambio, señala vencedores y perdedores. Uno de estos últimos sería el candidato socialista, Gonzalo Caballero

José Luis Jiménez

El escenario preelectoral hacia las autonómicas del 12-J empieza a permitir hacer algunas lecturas, de la mano principalmente del elemento demoscópico. El barómetro de GAD3 para ABC publicado este lunes, u na foto fija a falta de 40 días para la cita con las urnas en un entorno en constante cambio, señala vencedores y perdedores. Uno de estos últimos sería el candidato socialista, Gonzalo Caballero. Sus votantes declarados lo valoran con un pobre 6,5 (los del PP le dan un 8,3 a Feijóo o los del BNG un 7 a Ana Pontón), y uno de cada diez preferiría de presidente al actual inquilino de Monte Pío. Sin embargo, el líder socialista se aferra a la «mayoría social de progreso» que quedó patente en las últimas elecciones generales.

Hace bien Caballero en aferrarse a los resultados del 28-A como tabla de salvación. De manera sobresaliente, el PSOE logró un 32% de los votos, que junto a Unidas Podemos y el BNG sumaba casi un 50% del electorado que fue a votar. Se reproducía, tres lustros después, la unidad de la izquierda que permitió el cambio político en Galicia en 2005 . Legítimamente, Caballero se atribuyó a su campaña y a sus siglas (las del PSdeG) los excelentes resultados del Pedro Sánchez candidato, en unas elecciones muy polarizadas en las que el votante de izquierdas se movilizó de manera notable para frenar la amenaza del «trifachito de Colón», en expresión popularizada por la progresía. Frente a un enemigo visible y que genera enorme antipatía, voto masivo a su contrapeso: Sánchez. Lo malo conocido frente a lo bueno por conocer. Votar gobierno frente a una alternativa inimaginable.

Pero el tablero de las autonómicas es otra aventura. Ninguna encuesta da al PsdeG el 32% logrado en abril de 2019. Ni siquiera las que enseña el propio Caballero pero sin que los periodistas puedan leerla. En el mejor de los casos, estaría por debajo del 25%, y alguna incluso duda de que llegue al 20%. El PSdeG tiene un manual de respuesta rápida: si los sondeos dan mal, es que el medio que los publica tiene sesgos pro PP ; si dan bien, esos son los fiables. Una lectura superficial para ocultar la realidad latente: Caballero resta a la marca PSOE. El votante socialista, según GAD 3, da a Pedro Sánchez casi un 7 (6,9), pero deja al líder gallego en el 6,5. Y mientras suspende gruesamente a Pablo Casado (2,8), otorga un 5,1 a Núñez Feijóo.

¿Qué resulta de toda esta ensalada de números? Por un lado, que el votante socialista no tiene hacia Feijóo el rechazo que le provocaban Casado y Abascal en las generales. Y no solo no le produce ese impulso para evitar que siga gobernando Galicia el PP, sino que incluso aprueba su gestión. Por otro, que Caballero tiene difícil que cale su mensaje polarizado de izquierda progresista contra derecha antisocial y fascistoide, ideas solo válidas para los muy cafeteros. En parte porque Vox en Galicia ni está ni se le espera , y ahí están todas las encuestas, sin excepción.

En Galicia las elecciones no se van a ganar en los extremos, sino en el centro, en la moderación, en los entornos urbanos que van más allá de la consigna fácil y donde curiosamente menos se ve la TVG, ese supuesto agente manipulador de conciencias que la izquierda agita como mantra para convencidos. A esos entornos no los va a convencer tachando a Feijóo de «pitufo gruñón» , cambiando de opinión respecto de la conveniencia de convocar o aplazar las elecciones o justificando sin fisuras cuanta decisión adopta el Gobierno central. La próxima pirueta será defender la nacionalización de Alcoa, cuando hasta hace dos telediarios (de TVE) eso ni estaba ni se planteaba.

Una marca estancada, como el PSOE, por la controvertida gestión de la crisis sanitaria; un candidato que resta, a la vista de los sondeos; y una alternativa difícil de percibir como homogénea, toda vez que la geometría variable en el Congreso indigna a los ciudadanos más que genera confianza. Ello, sumado a un presidente gallego que (encuestas en mano) parece haber mejorado su percepción durante la pandemia . Lo malo conocido antes que lo bueno por conocer. Votar gobierno frente a una alternativa inimaginable. La historia del 28-A amaga con repetirse, pero no como pretenden los socialistas.

Faltan 40 días para ir a las urnas. La pregunta que debe hacerse el PSdeG es a partir de qué umbral de voto o número de escaños considera un fracaso la primera intentona de Caballero, y si esta debe ser la última ante la ausencia de proyecto propio, como muchos murmuran internamente. Nadie cuestiona en público al candidato , pero muchas sonrisas son impostadas. Si hay fracaso, que no se le pueda imputar a terceros sino a los deméritos del aspirante. El 12-J dirá.

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