Luis Ojea - LA SEMANA

Una transición ordenada

Nuevo tiempo, pero no nuevo ciclo político. Porque se intuye que en realidad los marcos de la política gallega no se van a mover. Esa es otra de las claves de este proceso de transición

Luis Ojea

01/05/2022 a las 10:02h.

Ordenada, previsible, relativamente rápida y en absoluto traumática . La sucesión de Alberto Núñez Feijóo al frente de la presidencia de la Xunta y del PPdeG está siendo -a diferencia de lo que ocurre en cualquier proceso orgánico de la izquierda- un relevo sereno, ... tranquilo y sin ruido. Marca de la casa. Esas han sido las coordenadas en las que se movió estos últimos años Núñez Feijóo y lo seguirán probablemente siendo a partir de ahora con Alfonso Rueda. Esa es una de las claves: no hay disrupción, sino voluntad de continuidad -un nuevo presidente con perfil propio, pero sin terremotos a nivel programático, de gestión o de narrativa-. Y eso explica la otra clave: la manifiesta unidad del centroderecha de la comunidad en torno a su nuevo líder.Una transición ordenada que blinda la estabilidad institucional en una coyuntura sin precedentes en Galicia, la dimisión del presidente de la Xunta. Esa ha sido una de las dos imágenes icónicas de la semana: la renuncia de Feijóo tras 13 años al frente del gobierno gallego , tras lograr cuatro mayorías absolutas consecutivas, siendo refrenado consecutivamente por los ciudadanos tras haber gestionado en sus primeros mandatos la peor crisis económica del último siglo y ahora en los últimos la pandemia global más grave de los últimos cien años.

En todo ese tiempo estuvo acompañado, entre otros, por quien ahora se hace cargo del timón. Esa es la otra fotografía simbólica de la semana: la de Alfonso Rueda, el futuro nuevo presidente, iniciando ayer en Lugo la campaña interna previa al congreso en el que se materializará el relevo al frente del partido. El lema elegido - «Galicia, o camiño a seguir» - y la cifra de avales presentados el jueves -más de 7.000- evidencian que en la etapa que se abre el nuevo líder del PPdeG -con, lógicamente, su propio estilo, su carácter y su impronta- mantiene en esencia las coordenadas en el tablero autonómico que explican el éxito electoral de su partido: una sólida unidad interna y un discurso político centrado en la comunidad y los ciudadanos . Esos dos factores han sido esenciales para afianzar la sobresaliente imbricación del PP como organización con la sociedad gallega desde tiempos de Manuel Fraga. Y ahora, con Rueda en San Caetano y Feijóo en Génova, esa «narrativa» de los populares se consolida: un relato político que seguirá enarbolando la bandera de la moderación y la centralidad política frente a los radicalismos y desplegando un galleguismo integrador.

Ese es el objetivo esbozado en los discursos que acompañaron a esas dos instantáneas icónicas esta semana: la renuncia de Alberto Núñez Feijóo, cediendo el testigo, y el comienzo de Alfonso Rueda de su camino, abriendo un nuevo tiempo político . Nuevo tiempo, pero no nuevo ciclo político. Porque se intuye que en realidad los marcos de la política gallega no se van a mover.Esa es otra de las claves de este proceso de transición. Que Galicia abre una nueva etapa con un nuevo presidente de la Xunta, pero sin modificar el ‘sistema de partidos’ de la comunidad. El PP mantiene su posición central en el tablero con este relevo «natural» de liderazgo y la oposición ha decidido seguir en su ubicación periférica. Unos, los socialistas, dócilmente sumisos a Ferraz, sin discurso propio y asumiendo cómodamente un rol de palmeros de Pedro Sánchez. Y los otros, los nacionalistas, instalados en el dogma caducado del soberanismo y vendiendo la misma mercancía averiada de siempre.Nuevo tiempo político. Con el estilo, el carácter y la impronta del nuevo líder del centroderecha en Galicia, Alfonso Rueda. Pero con la vocación expresada de darle continuidad al programa político y el relato que han caracterizado al PP gallego estos últimos años. Y una renovada unidad interna que se escenificará ese partido en el congreso de las próximas semanas. Tanto a nivel institucional como orgánico, una transición ordenada.