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Cultura

Un lavado de cara para un barrio emblemático de Santiago

Hydrangea es el nombre del proyecto de tres arquitectas para reacondicionar la calle santiaguesa de Caramoniño

Planos de la calle de Caramoniño en Hydrangea CEDIDA

Ántar Vidal

La calle de Caramoniña de Santiago de Compostela podrá experimentar un lavado de cara en los próximos tiempos de manos de tres arquitectas: Eva Niño Mendizábal, Elia San Román Vázquez y Carmen Carral Pérez . Este equipo ha ganado el Concurso Driehaus, impulsado por el filántropo norteamericano Richard H. Driehaus y convocado por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que busca ayudar a recuperar el Patrimonio arquitectónico español. Concretamente, estas arquitectas presentaron un proyecto llamado Hydrangea para renovar esa calle que pasa al lado del parque de Bonaval y que actualmente está tan abandonada: «la calle Caramoniña es impresionante, es como un lugar perdido en el tiempo », cuenta Eva Niño.

Pero antes de adentrarnos de lleno en el proyecto de renovación conviene saber cómo se ha llegado a seleccionar esta pequeña calle santiaguesa para un concurso tan importante. Para empezar, se hace una primera convocatoria para que todos los concellos de España presenten una localización concreta que rehabilitar con un tema en específico, de las cuáles se seleccionan sólo tres: una de ellas Santiago de Compostela . «Las propuestas han de ser respetuosas con la identidad, tradición y patrimonio del lugar», explica Alejandro García Hermida, responsable del concurso en España. Además, García cree que el caso de la calle de Caramoniña es « un lugar muy bonito, que mantiene muy bien la imagen tradicional de la ciudad, a pesar de estar en un estado de abandono », por lo que se adapta a la perfección a las bases del certamen.

Volviendo a Hydrangea, el proyecto destaca por su perfecta armonía con la historia y arquitectura gallega. Para ello, «se han usado materiales de la tradición arquitectçonica local para hacer una arquitectura bioclimática, sin tecnología punta», explica Niño. « La mejor tecnología punta es la tradicional , que por eso lleva tantos años ahí: el uso de la madera, la forma de hacer las ventanas, paredes con cal para la humedad...», siendo, bajo el punto de vista de la arquitecta, elementos diferenciadores que les dieron la victoria.

Para el diseño, se partió de los principales problemas que tenía la zona: la mala conexión con el resto de la ciudad, especialmente el aislamiento que le impone la tapia del parque de Bonaval. Principalmente, los nuevos planos de la calle se basan en crear nuevas conexiones entre la calle , el parque de Santo Domingo de Bonaval y los huertos urbanos que están detrás de los edificios en ruinas. De hecho, «para mantener el encanto» de la zona, las arquitectas han decidido no reacondicionar una de las construcciones. Sin embargo, los otros edificios se reconstruirán de manera que estén entendidos para alojar a artistas , como han indicado desde el Concello, aunque las ganadoras lo han planificado para que «dentro de 70 años, que no sabemos para qué van a ser destinadas, aún sigan siendo funcionales».

Además de reedificar cuatro casas de la calle, otros cambios visibles serían una pasarela de madera que conectaría los huertos con el parque y, sobre todo, llenar los laterales de flores para darle «alegría y color a la calle con hortensias y que deje de ser tan marginal y gris». De hecho, como apunta Eva, el nombre del proyecto es el nombre científico de las hortensias.

Y es que, ciertamente, a pesar de ser una calle con tanto encanto, pasa totalmente desapercibida dentro de la ciudad. Incluso las ganadoras tuvieron problemas para localizarla cuando la buscaron en Google Maps para apuntarse al concurso. Por eso, la intención siempre fue clara: «vamos a poner la calle de Caramoniño en el mapa», dice Eva. Además, según indica Alejandro García, el Concello «nos ha comunicado voluntad de llevar a cabo el proyecto », siendo su viabilidad un elemento clave. De hecho, fue vital que este reacondicionamiento fuera planteado desde un punto de vista «low cost» para ganar, como señala Eva.

Por si fuera poco, la convocatoria de la ciudad gallega fue la más concurrida de la historia del concurso. Según explica Niño, tuvo más participantes que nunca, y el nivel de los proyectos fue tan alto que se dieron tres menciones de honor, una de ellas a un estudio de la propia ciudad. El diseño del equipo de Niño, San Román y Carral destacó por «recuperar las formas de la arquitectura tradicional en su reconstrucción y no intenta ser disonante con ella, sino armonizar», factor que les llevó al premio de 12.000 euros , afirma García.

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