Los latidos que el Covid no pudo frenar
A pesar de la pandemia, el hospital de La Coruña aumentó un 45% los trasplantes cardíacos en 2020 y se situó líder a nivel nacional, mientras batía su récord en el programa pulmonar. Este es el relato de cómo un modesto compite en la ‘Champions’
Una (pequeña) representación de los múltiples profesionales que se involucran en los trasplantes de corazón en el hospital de La Coruña
« Nunca sentí miedo de morir porque estaba en manos de un equipo humano maravilloso », relata Antolín Flores. A este salmantino de 68 años afincado en Orense la pandemia de Covid le sorprendió en La Coruña, donde unos meses atrás se había sometido ... a un trasplante de corazón en el hospital herculino, el Chuac . Aquejado de una cardiopatía dilatada, que le provocaba una insuficiencia cardíaca, su única esperanza para seguir viviendo pasaba por recibir un órgano. Lo consiguió cuando ya llevaba cuatro años aguantando con una bomba de relojería. Antes de irrumpir el coronavirus, él ya tenía que salir a la calle con mascarilla: «Todo el mundo me miraba». Poco después, paradójicamente, su uso se convirtió en la norma. «Si ya tenía que vivir casi en una burbuja, para evitar contactos de virus y bacterias, cuando vino el Covid fue el remate», rememora. «Pero no sirvió para que arruinara mi vida. Disfruté de cada minuto de los que viví en ese momento».
A pesar de la pandemia, el Chuac consiguió en 2020 ser líder nacional en trasplantes cardíacos con 29, frente a los 20 del año anterior, un 45% más; y se situó segundo en pulmonar, batiendo un récord del centro, con 53, un incremento anual del 29%. El centro de referencia para Galicia alcanzó los 228 trasplantes de órganos el año pasado –apenas un 4% menos que en 2019–, cuarto mejor dato de toda España. Se realizaron 88 renales, 56 hepáticos y dos de páncreas. En el caso del cardíaco, los datos merecen contexto.
El Chuac ya ostentó el honor de ser líder en varias ocasiones ; la última, en 2016, junto a La Fe de Valencia. Desde los inicios del programa, en 1991, en el centro herculino ya se han trasplantado 860 corazones, un volumen que solo superan, en nuestro país, el Puerta de Hierro de Madrid y La Fe. El techo anual (46) se alcanzó dos veces: en 1997 y en el año 2000. Otro dato: en mayo de 2020, virus mediante, el Chuac batió, con seis, su récord de trasplantes cardíacos en un único mes.
Los máximos responsables de los programas de trasplantes del Chuac
La pregunta surge sola: ¿Cómo logró el centro coruñés doblegar al virus? Marisa Crespo, jefa de la unidad de insuficiencia cardíaca y responsable médica del programa de trasplantes de corazón, apunta dos elementos cruciales. En primer lugar, que «en la primera ola nunca tuvimos que parar la actividad de trasplante por disponer de espacios (unidades de críticos, hospitalización, quirófanos) libres de Covid», junto con la «estrecha colaboración y cooperación» con «unidades de críticos, cirujanos y cardiólogos de toda Galicia». Y en segundo lugar, que «probablemente hubo donantes que no pudieron ser utilizados en otros centros, que tuvieron que interrumpir su actividad de trasplante por problemas logísticos, y fueron ofrecidos a nuestro centro».
Este último punto lo ratifican sus colegas. « Estuvimos en una cierta posición de ventaja. La primera ola fue menos intensa que en otras comunidades», analiza José María Herrera, jefe del servicio de cirugía cardíaca y director de trasplantes de corazón. «Mientras otros programas, en otros puntos de España, fueron más castigados, nosotros pudimos mantener la actividad y aprovechar esos donantes». «Tuvimos suerte –reconoce Fernando Mosteiro, coordinador de trasplantes del hospital de La Coruña– de que llegó más tarde la ola. En Madrid ya estaban las unidades de críticos sobrecargadas, en el País Vasco... Me decían que tenían enfermos ya en quirófanos. Aquí estábamos ingresando dos o tres pacientes en UCI. Hizo que seguramente se tomaran medidas antes». La responsable del programa de injertos pulmonares, Mercedes de la Torre, recuerda que, a nivel nacional, en lo que a este órgano se refiere, hubo un descenso del 20%, lo que encaja con que donantes de esos hospitales se hayan «redirigido», permitiendo al Chuac mejorar sus números.
Miedo al Covid
«Sin donante no hay trasplante, y disminuyó el número de donantes. ¿Por qué? Porque había mucho miedo a acudir a los servicios de urgencias y mucha gente falleció en sus domicilios sin poder ser donante», explica Mosteiro. La jefa del servicio de neumología, Carmen Montero, coincide en que «los pacientes son muy reacios, no quieren venir a valorarse» y «hay que hacer un esfuerzo por sacarles ese miedo, hay que darles la confianza de que van a tener un espacio libre de Covid y que no tiene riesgo».
Benedicto Rey, santiagués de 48 años, sometido a un trasplante de pulmón a mediados del pasado mes de mayo, más que de miedo prefiere hablar de «respeto». No ayudó, en su caso, que se operó «a la cuarta» intentona, en pleno confinamiento, después de tres viajes infructuosos a La Coruña. Toda una prueba para sus nervios. Y el Covid. Otra vuelta de tuerca para un paciente de riesgo que ya había afrontado una neumonía y dos neumotórax. Que «llevaba un año y pico con oxígeno las 24 horas» y «no era capaz de ducharme ni vestirme solo». Puesto todo en la balanza, no hubo dudas. Era trasplantarse o trasplantarse. «Lo veía más como una oportunidad que como un problema. Había que jugárselo todo a una carta y salió todo bien. Hasta ahora, toquemos madera », apostilla con prudencia galaica.
El Chuac recibió en 2017 el premio ABC Salud por la trayectoria de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante que dirige la cardióloga Marisa Crespo
El mérito de las cifras de trasplantes del Chuac, números que se traducen en vidas, con nombres y apellidos, como los de Antolín y Benedicto, es mayor si cabe teniendo en cuenta que se codea con gigantes como el Vall d’Hebrón, el Clínic o el Virgen del Rocío, a pesar de estar ubicado en una ciudad que no llega a 250.000 habitantes y de dar servicio a poco más de medio millón de personas. Un modesto en la ‘Champions’ .
«Nos mantenemos ahí por el compromiso de la gente», asevera Mosteiro. «Hay un compromiso de todos los responsables que están aquí [le acompañan, en un encuentro con ABC quienes encabezan los programas de cardíaco, pulmonar, renal y hepático] y de muchas personas detrás. No solamente médicos: enfermeras, auxiliares, celadores, que permiten que el 24 de diciembre, a las 9 de la noche, surge un donante y otros equipos, a lo mejor, no tienen el receptor ; nosotros tenemos receptores porque hay mucha gente en lista». Y amplía: «Aquí hay jefes de servicio en unidades quirúrgicas que son seis adjuntos, o cinco (...), compitiendo con hospitales que duplican en número de cirujanos. Hacer un trasplante supone que no se hace a las 12 de la mañana: muchas veces termina a las 2-3 de la madrugada. Esa persona tiene que descansar; va para su casa y al día siguiente hay una cirugía programada. Los jefes de servicio hacen encaje de bolillos».
Intervención quirúrgica para trasplantar un pulmón
«Este hospital, ya hace más de 30 años, apostó decididamente por los programas de trasplantes », evoca Ángel Alonso, jefe del servicio de nefrología. «Dio un impulso muy grande al hospital. Generó también un orgullo: sabíamos que éramos un hospital trasplantador y ese fue el motor sobre el que se fue desarrollando. Había un orgullo también a nivel ciudadano». El doctor Alonso pone el acento en otro vector: el de la innovación: «Hemos intentado estar a la vanguardia de lo que se iba desarrollando, nos ha permitido siempre movernos en cifras muy altas y hacer cirugías cada vez más complicadas. Es una especie de bucle maravilloso», describe. «En cardíaco», profundiza la doctora Crespo, «nos ha permitido mejorar la disponibilidad, estudiar bien los donantes, ser pioneros en España en aceptar donantes de mayor edad. Fuimos de los primeros que empezamos a no considerar la edad cronológica: no solamente la edad define cómo puede estar el corazón del donante, hay muchos otros factores de riesgo».
El Chuac (que forma parte del CIBERCV del Instituto de Salud Carlos III), incide Crespo, tiene varias investigaciones en marcha y lidera estudios a nivel nacional : uno evalúa esos factores de riesgo, para evitar que se desechen donantes potenciales. El proyecto ASIS-TC, ya en su segunda fase, establece los criterios que se deben seguir con pacientes conectados a dispositivos de asistencia circulatoria mecánica de corta duración. La responsable de insuficiencia cardíaca resalta los avances con pacientes que, tras haber sido reanimados de una parada después de un infarto de miocardio, desarrollaron un shock cardiogénico. Casos de extrema gravedad, con múltiples complicaciones hasta disponer de donante, sujetos a un trasplante y un postoperatorio más complejo y prolongado.
Satisfacción
Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes, remitió una carta al doctor Mosteiro en la que elogia el liderazgo en trasplantes de corazón del Chuac , «un logro aún más significativo teniendo en cuenta el año tan complicado que hemos vivido», «fruto del gran trabajo realizado», ensalza.
Pero el auténtico espaldarazo lo da el factor humano. La doctora Crespo hace hincapié en que « todos los pacientes que el año pasado fueron trasladados desde otros centros, en shock, están vivos ». Algunos remitidos desde puntos tan distantes como Vigo (a más de 150 kilómetros de La Coruña), «en un estado que desconocíamos si neurológicamente había un daño irreversible», en medio de una «situación de incertidumbre para familias y médicos».
«Ayer vino uno [de estos pacientes] a consulta externa. Cuando ves todas las incidencias que le pasaron, muchas páginas en el informe de alta, y que viene caminando, y te dice que hace vida normal, es la mayor satisfacción », enfatiza. En el caso del programa pulmonar, la doctora De la Torre destaca el trasplante infantil, el único llevado a cabo en 2020 en el Chuac, realizado a una niña de 9 años: «Siempre son un reto. Somos equipos de adultos. Siempre tensiona a todo el equipo. Tienen características especiales. Pero fue muy bien. Ves ahora cómo está esa niña y la satisfacción que tienes es muy grande. Siempre es especial trasplantar a un niño». «El hecho de que alguien done algo desinteresadamente, sin esperar nada a cambio... ¿hay algún mayor acto de amor que eso? Creo que no. Ojalá como sociedad nos concienciáramos. Es como si tienes un tesoro en tus manos y lo escondes», reflexiona Antolín. Una «segunda oportunidad» para otra persona de la que también habla Benedicto: «Esto es como un partido de fútbol. Al final son 90 minutos, y si nos dan una pequeña prórroga, habrá que intentar aprovecharla ».