José Luis Jiménez - Análisis
‘Hacerse un Rivera’ o una sucesión desde Génova
El pacto entre barones y territorios se abre paso como la fórmula idónea en el PPdeG
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Iniciar sesiónEn el análisis de qué va a pasar en el PP gallego cuando, a partir del día 2 de abril, Alberto Núñez Feijóo deba abandonar su presidencia por mandato estatutario al asumir las riendas del partido a nivel nacional, parece estar faltando en los últimos ... días alguna clave nada menor, que seguramente enhebraría algunas reflexiones válidas que también se han puesto sobre la mesa.
La principal sería, sin duda, no equivocarse con qué implica la marcha de Feijóo del PPdeG. Cuando Albert Rivera protagonizó una de las debacles electorales más sonadas de los últimos años en la repetición electoral de 2019, decidió irse por la puerta de atrás y desentenderse de un proyecto político personalista y que dependía en un 95% de su imagen. Era un partido de escasa implantación territorial que vivía de la reputación de su líder, que se desplomó con aquella negativa a conformar un gobierno de coalición con Pedro Sánchez, y de aquellos polvos, este Frankenstein redivivo. Rivera se fue y Cs entró en colapso.
En el PP de Galicia Feijóo se va, pero no. Ascender a la planta séptima de Génova 13 no es dar portazo y olvidarse de todo lo que ocurra en esta esquina, cuando además se trata de un proyecto político que tú has cultivado desde hace trece años , para lo bueno y para lo malo, con tus aciertos estratégicos y tus errores en la práctica. Es decir, si Feijóo hoy tiene ‘auctoritas’ para poner orden en el partido a nivel nacional, ¿acaso no la tendrá para, desde Madrid, participar de lo que haya de pasar en Galicia?
Sería un error interpretar que el hecho de que Feijóo ascienda a presidente nacional del partido le vaya a facultar para imponer un ‘dedazo’ en su sucesión. Fraga pudo hacerlo y no lo hizo —aunque tuviera algún ojito derecho—, si bien el de ‘don Manuel’ fue un proceso abordado tras perder la Xunta y no desde el poder, un condicionante que altera sustancialmente el escenario.
A día de hoy, el PPdeG no ha mantenido la primera reunión para dibujar la hoja de ruta del ‘post-feijoismo’. Si ha habido conversaciones entre partes o charlas privadas será cuestión distinta, pero hasta la fecha no se ha producido ningún encuentro formal entre territorios y la dirección. Y todo apunta a que no lo habrá a corto plazo.
La solución inmediata que se da al hecho incontestable de que Feijóo abandone la presidencia orgánica del PPdeG es recurrir a la figura de un presidente temporal, que puede ser elegido de entre los miembros del comité ejecutivo regional, el máximo órgano del partido entre congresos. Dado que Feijóo va a continuar varias semanas más al frente de la Xunta , una opción viable es que este puesto lo ocupara Miguel Tellado, el secretario general, y que todo el mundo da por hecho que no alberga aspiraciones sucesorias. Sería una interinidad orgánica que no presupondría favoritismos hacia ningún candidato a la sucesión, y que no se entendería como una bicefalia Xunta-PP. Sería un Feijóo pero sin Feijóo.
Se antoja esta opción como la más plausible, sin descartar una gestora en la que se incorporasen a las cuatro provincias —un poco a la manera en que Feijóo nutrió el comité organizador del congreso extraordinario de Sevilla con representantes de todos los territorios—, pero que obligaría a un congreso regional antes o después, cuando el anterior se celebró hace apenas ocho meses.
Llegado el momento de abordar la sucesión, se ha acertado en señalar que existen aspiraciones legítimas de distintos territorios, unos más apegados al corto plazo, otros lógicamente mirando al medio, y otros buscando probablemente garantías de que seguirán siendo medianamente autónomos. Y con esto ya se intuyen las referencias a Pontevedra, La Coruña y Orense. Dado que no se duda de la lealtad al proyecto y a Feijóo —el futuro presidente nacional—, la solución única que evitará el indeseado ruido es el pacto, que garantice cuotas para todos y en el que se tracen distintos itinerarios: uno pensando en 2024, otro que mire más allá si las autonómicas se pierden y hubiera que buscar un recambio , e incluso sin descartar que el próximo inquilino de Génova 13 dé la campanada de aterrizar en Moncloa antes de lo previsto y eche mano de viejos conocidos para un Gobierno. Sí, el PPdeG está entretenido.
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