Javier Guerra: el regreso del hijo pródigo

Tras aquel batacazo que se llevó por delante a Elena Muñoz —otra exconselleira, la candidata «oficialista» que derrotó a Guerra en 2016, dando origen a su distanciamiento—, en las filas viguesas del PP se palpa ahora una sensación bien diferente, transmiten a este diario quienes siguen el proceso de cerca; la de haber recuperado la «ilusión» desde que Corina Porro asumió las riendas de la gestora e inició la labor de reconstrucción y reunificación.

Una tarea de cierre de heridas y atención de «sensibilidades» —palabra empleada ayer en la nota difundida por los populares— de un sector que consideró que Muñoz les dejaba de lado. En las reuniones internas se han vuelto a dejar ver personas que llevaban años sin comparecer, y que han percibido como una señal el retorno de Guerra a la primera línea.

Testigos directos del reseteo del PP vigués explican que Porro nunca se ha planteado regresar a la política local. Su cometido es sentar las bases de la nueva etapa —la gestora ha logrado volver a tener presencia en todos los distritos; por increíble que parezca, algunos estaban vacíos— y después desaparecer del foco. Quien fue en su momento titular de Economía e Industria, indican, sí tiene intención de, llegado el momento, dar el paso para liderar el partido con vistas a las municipales de 2023. Tiene motivos para el orgullo: quienes le tiendan ahora la mano, a través de Porro, fueron los mismos que en el pasado se decantaron por Muñoz.

Atrás quedan los escarceos con Ciudadanos, los contactos para pasarse al partido naranja de los que no quieren ni hablar en el partido. El pasado está olvidado y solo se mira al futuro , empezando por el 10-N. Este viernes Guerra y Porro destilaron buena sintonía en el acto de presentación del armazón definitivo de la gestora. La exalcaldesa le tildó de «gran servidor de Vigo» y el empresario habló de «arrimar el hombro». El hijo pródigo vuelve y quiere resucitar el PP vigués.