La hostelería gallega dispara la venta de medidores de CO2: «Es una locura»

«Estos días están siendo una auténtica locura », explica José Carlos Amigo, gerente de Drogallega, una comercializadora de estos medidores. Los hosteleros llaman preguntando por las prestaciones de estos instrumentos y también ansiosos por no saber dónde pueden conseguirlos. «Muchos no los encuentran, dicen que intentan conseguirlos pero no los hay», apunta Daniel Correa , director de ventas de otra empresa de distribución gallega, Rodavigo. Pero ambos empresarios consideran que es una medida «muy acertada» por la «seguridad» que puede aportar. «El contagio del coronavirus es por vía aérea, por lo que hay que controlarlo», explica Amigo. «Cuando entras en un local, el aire se puede viciar por la respiración de las personas que hay en el local, y en un espacio cerrado, el ambiente se puede cargar. ¿Cómo lo podemos valorar? Midiendo el CO2: si ese CO2 aumenta de 450 [el valor de fuera], quiere decir que se está alimentando al ambiente de CO2, y si hay un contagiador dentro del local [...] está emitiendo, y si el aire no se mueve, las partículas» pueden provocar un contagio, añade. « Y así, sabemos cuando es el momento óptimo para ventilar ».

A pesar de la creciente demanda, estas dos empresas no están teniendo problemas de stock: «Ya estamos prevenidos y tenemos suficientes », dispone Amigo. «Y eso que solo en esta mañana [la de ayer] ya hemos vendimos 32», sostiene.

Aunque, eso sí, el coste varía mucho entre unos modelos y otros: «Puedes encontrar de todo, como ocurre siempre, hay algunos más caros y otros más baratos, pero tengo experiencia en el sector que me avala y sé que un medidor de CO2 tiene que estar en un rango de entre 100 y 200 euros , y eso tiene una explicación: para valorar bien el CO2 [...] tiene que tener un buen sensor de CO2, que cuesta un dinero», analiza Amigo en conversación telefónica con este diario. «Si compras un medidor de CO2 por 40 o 50 euros, con total seguridad estaremos comprando algo que no tiene las prestaciones adecuadas [...] y esto puede llevar a que se den números erróneos», añade.

Por su parte, Correa explica el funcionamiento de su producto, que es de « producción nacional y está homologado »: es un cubo que funciona como una suerte de semáforo que se «pone de color verde, naranja o rojo en función de los niveles de CO2 que haya en el ambiente». El comercializado por Rodavigo también tiene un precio que ronda los 200 euros. « Cualquier persona que esté en el local podrá comprobar cuál es la situación del aire del local », explica. Unas prestaciones que convencieron al gerente del restaurante Los Abetos, de Nigrán, José Pérez Gil, que adquirió tres. «Los clientes se fijan en ello, considero que eso aporta mayor seguridad», que es «el objetivo de todos», reflexiona Gil. La búsqueda para el hostelero no fue sencilla: «Algunos», confirma, le ofrecieron medidores por valor de «400 euros» , algo que le recordó «a todo lo que ocurrió al principio con la venta de mascarillas».