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CIERRE DE CAMPAÑA

Feijóo da la vuelta a Galicia en busca de evitar otro 28-A

Pide en La Coruña cerrar el «paréntesis de parón» de la Marea, en un final de campaña con visita a las siete ciudades

Feijóo, durante el cierre de campaña en La Coruña junto a la candidata Bea Mato PP

Pablo Pazos

El 26 de abril no pudo ser. Génova convocó en Madrid para el cierre de la campaña de las elecciones generales y Alberto Núñez Feijóo tuvo que acudir al WiZink Center a arropar a Pablo Casado en su infructuoso asalto a La Moncloa. En casa, el broche quedó a medias, con un almuerzo-mitin en Vigo para poder tomar un avión por la tarde rumbo a la capital. Sin grandes fastos, con el personal más pendiente de comer. Casi un mes después, en esta suerte de segunda vuelta en la que se han convertido los comicios del 26-M , donde en Galicia se ponen en juego los 313 concellos y las cuatro Diputaciones, además de las papeletas europeas, Feijóo sí pudo cumplir ayer con su costumbre y acudir en el cierre de la campaña a las siete ciudades de la Comunidad . Por orden:Santiago,Orense y Lugo, por la mañana;Pontevedra, Vigo y La Coruña, por la tarde;y Ferrol ya de noche. Una vuelta a Galicia, una etapa reina en la que echar el resto para que el 26-M no se convierta en otro 28-A, de infausto recuerdo para los populares.

La carrera es diferente ahora , más propicia para el PPdeG y esa maquinaria sin parangón, capaz de presentar candidaturas hasta en el último rincón. Pesan, sin embargo, factores como el «efecto contagio» de las generales, que han colocado a los populares en una situación de cierta incertidumbre , al tiempo que han inoculado en las filas del PSdeG un optimismo que ralla en la euforia. De ahí que ningún esfuerzo resultara excesivo. Se trataba de empujar hasta el último minuto para recuperar La Coruña, Santiago y Ferrol, perdidas en 2015, conservar Orense, ganar Lugo y dar la batalla en Vigo y Pontevedra, ambas bajo la sombra de mayorías absolutas para mandatarios populistas.

Arrancó pronto Feijóo la maratón de ayer:a las 9.00 ya tenía programado un desayuno informativo en Santiago, junto al candidato a la alcaldía y exregidor, Agustín Hernández. De la capital, rumbo a Orense, para acompañar al único alcalde del PP en el período 2015-2019, Jesús Vázquez . A eso de las 13 horas aparecía Feijóo en Lugo, donde ya le aguardaban el candidato Ramón Carballo y un visitante ilustre:Mariano Rajoy. Pausa para comer y de nuevo a la carretera. Por segundo día consecutivo, parada en Pontevedra con Rafa Domínguez, el médico que quiere dar la baja a Lores. De ahí al final, el grueso de la jornada: tres mítines en Vigo, La Coruña y Ferrol. En la ciudad olívica con Elena Muñoz, que tiene la difícil papeleta de evitar que Abel Caballero se sienta aún más amo y señor . En Ferrol, en el cierre del cierre, el espaldarazo definitivo a José Manuel Rey para que alcance la mayoría que le permita volver a empuñar el bastón de mando.

En la punta de este tridente de actos, La Coruña. Una plaza donde el PP, con Bea Mato al frente, quiere capitalizar el descontento que han generado los cuatro último años de Xulio Ferreiro, al frente de la Marea Atlántica, en María Pita. Un experimento sostenido gracias al apoyo del PSdeG. Las últimas encuestas dibujan a populares y socialistas igualados con 9 escaños , lejos de la mayoría de 14. De acertar los sondeos, los del puño y la rosa tendrían a mano a rupturistas y nacionalistas para que Inés Rey se pusiera al frente del consistorio.

Feijóo, en un espacio habilitado en Palexco que se quedó pequeño, incidió en «la parálisis, la desgana, la decepción y el sectarismo» que han caracterizado la gestión de Ferreiro, y que dejan una ciudad herculina «sucia, llena de pintadas y descuidada» . «La Coruña no puede ser una ciudad de segunda división, no puede volver a descender de categoría», alertó, no puede seguir «con el freno de mano» otra legislatura. A partir de ahí, una advertencia:«Sería muy fácil culpar solo al alcalde. No es verdad». Hay, amplió, «tres responsables: las Mareas de Podemos, el PSOE y el BNG», porque sin el voto «incondicional» de sus socios, Ferreiro no habría tenido un mandato tan plácido. «Mejor una multinacional coruñesa que dona a su ciudad que un gobierno local que dona a sus amigos», lanzó Feijóo, afeando a la Marea que se sumara al ataque orquestado desde Podemos a Amancio Ortega. «Cerremos este paréntesis de parón», reclamó, votando a una «mujer ambiciosa» , «orgullosa», «todo vitalidad», y que ha hecho un «campañón»:Bea Mato.

Y Mato, otra exconselleira reclutada para la contienda local, «Coruña imparable»como lema, pidió con la voz ronca la «confianza mayoritaria de todos los coruñeses» para dar carpetazo a un gobierno municipal que «ha sido un autténtico cero a la izquierda». «No podemos permitirnos tropezar dos veces con la misma piedra» , advirtió. «Si queremos sacar a Ferreiro, la única alternativa es este proyecto que yo represento». Siguió in crescendo:«¡Aquí no vamos a hacer la remontada, vamos a frenar a la izquierda populista!». Y el cierre, a lo grande. « ¡Vamos a ganar, vamos a arrasar y vamos a gobernar! ¡Que va a ganar el PP!».

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