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El Estado y la Xunta alertan de que Meirás perdería su «significado» si los Franco se llevan los bienes que pretenden

La familia del dictador ha renunciado a cinco de los 55 elementos que quería quedarse

La vista por los bienes de Meirás se celebra este jueves y viernes en La Coruña EFE
Jesús Hierro

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La sentencia ya había dejado claro –aunque los Franco la tienen recurrida ante el Tribunal Supremo–, que el pazo de Meirás es propiedad del Estado y el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) obligó a la familia del dictador a devolverlo . Pero, ¿qué sucede con otros bienes del inmueble? ¿Cuáles deben quedarse y cuáles pueden ser retirados por la familia de quien fuera jefe del Estado durante cuatro décadas? La familia Franco insiste en llevarse medio centenar, pero la Abogacía del Estado, la Xunta, la Diputación de La Coruña y los concellos de la ciudad herculina y de Sada consideran que, de retirarse esos elementos, el recinto «perdería su carácter histórico, simbólico y didáctico» . Son bienes de lo más variopinto, como mesas y bancos de piedra; un sarcófago, estatuas, blasones, un mural, dos pilas bautismales, además de otros elementos del interior del pazo y de la capilla, como unos ángeles y un atril.

Sobre esta cuestión ha girado este jueves una vista que acogió el Juzgado de Primera Instancia número 1 de La Coruña. Una vista, que, en realidad, es fruto de un incidente de ejecución de la mencionada sentencia promovido para dirimir qué bienes deben quedarse en el pazo que perteneció a la escritora Emilia Pardo Bazán y que desde 1938, después de que la Junta Pro Pazo se la donase al jefe del Estado, fue utilizado por Franco como residencia estival.

La familia del exjefe del Estado reclamaba inicialmente llevarse 55 elementos, pero su abogada, en el arranque de la vista, anunció que renunciaban a cinco de ellos al reconocer su «inseparabilidad» del resto del conjunto. Entre ellos, una escultura de San José, unos escudos y un monolito.

En cuanto a los 50 bienes en discordia, algunos están dentro del edificio principal, pero la mayoría pertenecen a la capilla y a jardines del pazo, ubicado en el municipio coruñés de Sada. En la vista comparecieron testigos y peritos, y, como suele ser habitual, las partes se agarraron en sus informes y conclusiones a las declaraciones de quienes cada uno de ellos había propuesto. «El traslado –de las piezas que pretenden los Franco– supondría una merma del conjunto histórico y cultural», consideró el historiador Manuel Pérez Lorenzo, coautor del libro 'Meirás: un pazo, un caudillo, un espolio', que compareció en calidad de testigo. «Todos están pensados con espíritu de permanencia, no es fácil moverlos. Se colocaron pensando en un conjunto, en una posición determinada. No tienen valor por sí mismos, sino en relación al conjunto de piezas y en relación al entorno en el que están», añadió el historiador en calidad de testigo. En la misma línea, los peritos de informe encargados por la Abogacía del Estado, Xunta, la Diputación de La Coruña y los concellos de La Coruña y de Sada concluyeron que «si se quitan los elementos que se incorporaron para que un espacio signifique algo, deja de significarlo». Sin embargo, el perito de los Franco, además de sostener que estos elementos se pueden extraer sin mayor complicación técnica, cree que las piezas que se reclaman «en otro sitio pueden tener el mismo valor».

«Bienes substituibles»

«Estos bienes no perderían su valor» , concluyó, en la misma línea, la abogada de los Franco en su informe final. «Es que si no, no habría museos, no podríamos poner cosas con valor histórico en otra ubicación», añadió. «Una capilla sigue siendo una capilla, lo único que necesita para ser tal es un sagrario. Y la familia no quiere llevarse el altar, sino elementos de culto perfectamente substituibles por otros» , añadió la letrada en su informe, en el que negó que esos bienes tuvieran un «carácter de permanencia» .

La alusión al ejemplo de la capilla venía al hilo del informe del abogado del Estado, que había lamentado que los Franco pretendían dejar solo «el techo, el suelo y cuatro paredes» de la capilla. «Es un lugar de culto, y son necesarios determinados elementos para que cumpla su finalidad» . Y, en cuanto al jardín, «desprovisto» de los elementos que la familia quiere llevarse, «perdería todo su significado».

El letrado de la Xunta, por su parte, insistió en que no se trata solo de si todos estos elementos «se pueden arrancar» –como explicaba el perito de los Franco– sino que « si se sacan se pierde el carácter histórico y simbólico» . Y el abogado que ha representado a la administración autonómica en la vista desempolvó el anuncio que los Franco habían puesto en un portal inmobiliario para vender el pazo por ocho millones de euros: 'Un recinto sin par, lleno de historia y detalles especiales (biblioteca, cuadros, piezas arqueológicas, dependencias, blasones, fuentes, cruceros, decoración, etc.) que le convierten en una oportunidad inmejorable', rezaba el cartel. «Díganme si los Franco no entendían que todos estos elementos del pazo eran inseparables» , concluyó el abogado.

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