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Luis Ojea - Cuaderno de viaje

Falso espejismo

Beiras no se va. El viejo druida sigue aspirando a manejar los hilos

Nunca ha sido bien valorada la vis cómica de Xosé Manuel Beiras y sería de justicia empezar a reconocerle su talento. Escucharle decir que él anima a los líderes de En Marea a tomar el relevo sin mentores justo 48 horas después de marcarles el camino apadrinando a Luis Villares como referente único del rupturismo es para desternillarse de risa. Beiras sigue y seguirá moviendo mientras pueda todos los hilos que le dejen. Y ahora considera que toca hacerlo con mando a distancia desde un segundo plano, controlando igualmente entre bastidores cada movimiento, pero priorizando las batallas a dar y saliendo a escena solo en momentos clave. Por eso aparentemente da un paso atrás y cede este fin de semana el control de Anova. No porque esté dispuesto a apartarse y entregarle el testigo a una nueva generación, sino porque ese juguete ya ha dejado de interesarle.

En realidad, Anova nunca fue más que una coartada, un envoltorio vacío. El instrumento que utilizaron Beiras y su guardia pretoriana cuando abandonaron el BNG para empezar a negociar con otras fuerzas el diseño de una nueva plataforma política más grande. Primero sumaron a Izquierda Unida en AGE y después al universo que se mueve en torno a Podemos en En Marea. Y ahí es donde está ahora la guerra que Beiras pretende librar.

Consciente de la imposibilidad biológica de asumir en primera persona cada pequeña batalla, ha fiado el destino de su plan a Villares. Pero el objetivo sigue siendo el mismo. Canalizar todo el espacio político del neocomunismo hacia un proyecto de perfil moderadamente nacionalista, absorbiendo todo el capital político que puedan tener el rupturismo y el populismo y soñando con apoderarse también algún día del trozo del pastel que aún conserva en BNG. En esa ecuación, con En Marea ya constituida como organización con vida y reglas propias, Anova pierde valor para él. La victoria o la derrota se decidirá en el seno de la confluencia. Y es ahí donde quiere estar. Como guardaespaldas de su delfín, marcando el camino, pilotando la nave, aunque sea desde la sombra. No. Beiras no se va. Es un falso espejismo. Hoy parecerá que se aparta. Pero el viejo druida sigue aspirando a manejar los hilos.

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