Las eólicas achacan el cierre de Vestas a que no se construyen nuevos parques

En un comunicado de prensa EGA solicita un pacto político y social a favor de la energía eólica . La asociación defiende que «es la principal arma que tenemos en nuestra tierra para luchar contra el cambio climático, así como una herramienta decisiva para atraer inversiones, generar empleo y riqueza y en definitiva mejorar nuestra calidad de vida». Según sus datos, en la Comunidad el sector eólico ha perdido un millar de empleos en el último año y medio y ya sólo quedan unos 6.000 . En los últimos tiempos la asocación ha venido reivindicando que en Galicia deberían de instalarse unos 400-500 megavatios de pontencia eólica anuales para poder mantener la inversión y el empleo, sobre todo en la industria auxiliar. Pero el ritmo ha sido menor. En 11 años sólo se han instalado 700 megavatios.

El anuncio del cierre de Vestas, que los sindicatos achacan a la deslocalización, ha llegado en pleno auge de los proyectos eólicos. EGA matiza, sin embargo, que el desarrollo del sector avanza lentamente. En los últimos dos años, indica en el comunicado, la Xunta publicó 41 nuevos parques que suman 1.163 megavatios. El Ministerio sumó otros 33 proyectos, que han sido mayoritariamente rechazados por la administración gallega por estar fuera de las Áreas de Desarrollo Eólico . En la última década, prosigue la asociación, la Xunta sólo publicó autorizaciones ambientales que ambientales, que afectan a 200 MW, y 12 autorizaciones administrativas, que afectan a 250 MW. «Son cantidades claramente insuficientes, y aun así algunos mantienen una oposición sistemática a la energía eólica», apuntan.

«La transición energética, herramienta decisiva contra el cambio climático, corre serios riesgos de frenarse debido a una conjunción de factores que se manifiestan en diferentes ámbitos internacionales», lamenta EGA. Los mercados asiático y norteamericano están concentrando las principales inversiones en fuentes renovables, «circunstancia derivada del volumen de megawatios (MW) y las facilidades que esos países ofrecen a su instalación y desarrollo». La UE, que antes de la pandemia había fijado unos objetivos ambiciosos, «se está quedando atrás como consecuencia de su lentitud y descoordinación en la política común en materia energética» , prosigue. EGA también censura que España, haya decidido penalizar los rendimientos de las empresas eléctricas como consecuencia de la subida del precio de la luz; «cuando la razón está en el gas y el petróleo –combustibles fósiles–, cuyos precios se han disparado por diversas razones geoestratégicas».