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Emprender, billete de vuelta a casa

La Secretaría Xeral de Emigración promueve desde hace cuatro años una línea de ayudas para gallegos en el exterior que quieran volver a la Comunidad y montar una empresa

Cristina Caamaño y su marido en el interior de su establecimiento en Santiago MIGUEL MUÑIZ
Zoraida Rial

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Hace poco más de dos años que la inestabilidad política en Venezuela llevó a Luimar Aileen a abandonar el país que la vio nacer para intentar iniciar una nueva vida en Galicia, la tierra de la que son originarios su madre y sus abuelos. Las dificultades para homologar su titulación de licenciada en comunicación social, unido a los problemas familiares llevaron a Luimar a dedicar todos sus ahorros a hacerse emprendedora y montar un negocio de hostelería en el centro de la ciudad herculina que le permitiese fijar su propio horario. No obstante, pese a que contó con la ayuda económica de toda su familia, el último impulso antes de la apertura del local le llegó a través de la Secretaría Xeral de Emigración , que desde el año 2013 promueve una línea de subvenciones dirigidas a gallegos retornados que quieren volver a la Comunidad a montar sus propios negocios.

«Cuando empiezas a crear una empresa los gastos cada vez van a más. La ayuda de la Xunta nos llegó en un momento en el que no podíamos abrir porque nos faltaban cosas básicas y gracias a la subvención pudimos arrancar», explica Aileen.

Desde su creación, estas ayudas han beneficiado a un total de 51 gallegos retornados procedentes de países como Venezuela, Alemania, Argentina, Brasil, Dinamarca o Estados Unidos. Entre los requisitos necesarios para ser uno de los beneficiarios figuran los de estar dado de alta como trabajador autónomo o por cuenta propia dentro de una sociedad laboral o cooperativa, ser gallego o hijo de gallegos y ejercer tu actividad profesional dentro de la Comunidad. Según Emigración, las subvenciones —que alcanzan como máximo los 8.000 euros— tienen como principal objetivo favorecer el retorno de las personas en la diáspora, crear empleo e incorporar al mercado de trabajo de Galicia los nuevos conocimientos que aportan los retornados tras su experiencia vital.

Es el caso de Tatiana Pérez, otra de las beneficiarias de estas ayudas que decidió montar su propio negocio en Arteixo, su municipio natal, después de cinco años trabajando en Londres. En la capital inglesa, Tatiana llegó a ser encargada de producción de una de las compañías de té con más prestigio de todo el Reino Unido. El bagaje adquirido durante aquellos años, sus propios ahorros y la ayuda de la Xunta le sirvieron para impulsar «Tea Bridge London», una tienda situada en el centro de este municipio coruñés que a través de las ventas online se va haciendo hueco en el sector incluso a nivel europeo. «Estoy trabajando para el mejor club del mundo de té, con los que me saqué la certificación internacional de sommelier del té y he sido seleccionada entre muchísima gente para ser la representante de Galicia y difundir esta cultura por otros países», explica. Aunque la subvención de la Secretaría Xeral de Emigración le llegó cuando su negocio ya estaba en marcha, Tatiana Pérez señala que gracias a ese dinero pudo llevar a cabo varios proyectos que impulsaron definitivamente su empresa como la creación de su página web o invertir en expandir el negocio a nivel internacional. «Harían falta muchas más iniciativas como esta. Es un apoyo para los que venimos de fuera y veo bien que ayuden a gente que viene con otras ideas y otra mentalidad después de aprender en otros lugares», matiza.

Apoyo a autónomos

En el caso de Cristina Caamaño, la subvención le llegó un año después de reformar su local «A horta da avoa», un pequeño ultramarinos cerca del centro de Santiago que decidió abrir con su marido tras ocho años trabajando como cooperante en Argentina. «Justo cuando volvimos vimos que se traspasaba y nos pareció una buena idea seguir con el negocio original», explica. Pese a que la ayuda le sirvió para cubrir gastos, incide en la necesidad de seguir apoyando a los autónomos y pequeños emprendedores más allá del momento de constitución del negocio. «Los autónomos lo tenemos negrísimo, tenemos todas las obligaciones y ningún beneficio», lamenta.

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