Tribunales

Diez imputaciones a punto de quedar en nada: el alcalde que sufrió a Pilar de Lara

López Orozco, exregidor socialista de Lugo, aguarda el archivo de la última causa que la juez abrió contra él

López Orozco, en una imagen de 2012 durante su etapa como alcalde ELISEO TRIGO (EFE)

El pasado 7 de octubre, el Juzgado de Instrucción nº1 de Lugo decretaba el final de la investigación de la pieza principal del llamado ‘caso Pokemon’ . El auto lo firmaba su actual titular, Joaquín Brage, diez años después de que iniciara las diligencias su ... antecesora, Pilar de Lara, otrora látigo de políticos y empresarios corruptos, hoy desacreditada y desterrada a Ponferrada, después de que una sanción muy grave del CGPJ por desatención de sus funciones judiciales le hiciera perder su plaza. Una década que ha dejado por el camino numerosos cadáveres políticos , manchados por imputaciones de De Lara aparentemente gruesas que, años más tarde, quedaban reducidas a la nada por estar sustentadas en meros indicios infundados, farfolla, simple humo.

Una de las víctimas de la juez fue el exalcalde socialista de Lugo, José Clemente López Orozco. Llegó a arrastrar la losa de diez imputaciones dentro de la trama ‘Pokemon’ y sus distintas ramificaciones, vinculadas a la concesión de contratos públicos a cambio de sobornos en el Ayuntamiento que él presidía. La juez acumuló contra él acusaciones por prevaricación, cohecho, tráfico de influencias... En junio de 2016 tuvo que dimitir forzado por los grupos de izquierdas , que amenazaban con no votarle la investidura. Se marchó para que el PSOE conservara la alcaldía. Desde entonces, una tras otra, las causas han ido archivándose sin ni siquiera sentarse en el banquillo . La Audiencia Provincial y varios jueces sustitutos fueron dando carpetazo a piezas sin sustento.

A día de hoy solo sigue viva una de aquellas diez causas en las que se vio envuelto, la relativa a la concesión del servicio de la ORA en Lugo. La sensación es que se trata de una cuestion de tiempo que enfile el sobreseimiento, a la vista de que el juez Brage parece estar fiándose del criterio de la Fiscalía en su ímproba tarea de desenmarañar la gigantesca madeja de las macrocausas heredadas (solo la pieza principal de ‘Pokemon’ son 307 tomos y cerca de 170.000 folios). «Nos encontramos ante meras sospechas» , reza el fiscal en su último informe, «la sospecha no es prueba, ni directa ni indirecta».

El exregidor vio además cómo su patrimonio, el de sus hijas y el de sus suegros se sometía a auditoría en busca de posibles enriquecimientos irregulares, procedentes de los hipotéticos sobornos. Nada. «Mis cuentas bancarias se las llevé yo», recuerda en conversación con ABC, «y hay que ver con qué avidez las miraba [de Lara] cuando se las explicaba». El fiscal llega a afear en su escrito que se produjeran «investigaciones generales dirigidas a la búsqueda de algo que pudiera ser un indicio de delito» , y solicita también que se archive la causa sobre el exalcalde, pero que continúe contra los cabecillas de la trama.

¿Se ha sentido abandonado por la justicia todo este tiempo? «Por la justicia en minúsculas sí», confiesa, «no entendía el porqué del ensañamiento de esta señora» . Fueron las correcciones a De Lara realizadas por la Audiencia o los distintos jueces de refuerzo o sustitutos las que «me hicieron ver que había que confiar y seguir defendiendo mi inocencia». No se muerde la lengua cuando admite que «la sanción del Consejo General del Poder Judicial me supo a poco». Fueron siete meses y un día apartada de su cargo, lo que derivó en la pérdida de su destino en Lugo. «Lo primero que pensé fue en los vecinos de Ponferrada», en cuyos juzgados ahora está De Lara, «quedé encantado de que no estuviera en Lugo haciendo daño a nadie más», aunque eleva una reflexión: si lo que se censuró de la juez fue una manera de trabajar, ¿qué va a cambiar con un simple traslado? «Lo que no vale es su procedimiento» .

Una de las abogadas de Orozco, María Novo, es más explícita. «La satisfacción por la sanción fue importante», porque además en su argumentación el Poder Judicial «recogía de manera muy dura qué estuvo pasando aquí y cómo se llevó a cabo todo esto, quedaron muy claros la negligencia y los retrasos injustificados». Pero, al mismo tiempo, «es preocupante, porque yo no sé si en siete meses ha cambiado» de procedimientos. «No está aquí en Lugo, está en otro sitio pero sigue actuando» .

«Nunca dudé de mí»

Orozco está hoy jubilado de la política activa y disfruta más de su condición de abuelo. El tiempo libre le permitió convertirse en «pasante de primera superior», como él mismo bromea. Tiene un conocimiento casi enciclopédico de los sumarios en que está señalado. «Mi fortaleza es que yo nunca dudé de mí mismo» , insiste, «yo sabía que no había cogido absolutamente nada y que tampoco me lo habían ofrecido».

Cuando un cabecilla de la trama afirmó ante la juez que creían que el alcalde estaba en el ajo ignoraban que quien decía llevarle el dinero, el exconcejal Francisco Fernández Liñares —ya condenado por corrupción durante su etapa al frente de la Confederación Miño-Sil — se quedaba los sobres para él. El juez Brage así lo recoge en su auto del jueves. «Lo que sucedió a mi alrededor me entristeció», admite Orozco, «me dio mucha pena». «No se puede negar que Liñares puso el cazo», apostilla la abogada Novo, «pero en vez de centrarse en lo que hay empezó a mirar alrededor» en busca de más y más ramificaciones. «La cantidad de funcionarios de servicios municipales que llegaron a estar investigados fue monumental» . Llegó a imputar al secretario de la junta de gobierno local porque su firma aparecía en los acuerdos que este órgano adoptaba... porque esa es su labor. «Se lo explicaron el primer día, pero lo mantuvo imputado». Todo quedó en agua de borrajas. «Pilar sabía poco de derecho administrativo, y nada de urbanismo, pero tampoco le interesaba aprender».

Orozco no se plantea volver a la política, insiste. Condena a sus «verdugos políticos» que lo sentenciaron pisoteando su presunción de inocencia, y entre los cuales «solo una persona me llamó para pedirme perdón y decirme que se había equivocado» . En su partido, dice, «sí he encontrado comprensión». Aunque su principal respaldo fue la calle. «No te puedes imaginar cuanta gente estuvo a mi lado». «Orozco tuvo la enorme suerte de que esto es una ciudad pequeña», añade su abogada, «y él siempre vivió en el mismo sitio». La ciudad y su opinión pública (y publicada) también fueron variando su consideración hacia la magistrada. «Pasó de heroína a lastre, y el murmullo de hoy es que esta mujer era una loca» . Lugo quiere pasar página.

El precio de la justicia

«La justicia dilatada no es justicia» , asevera la abogada, «nosotros nunca perdimos la tranquilidad porque teníamos la seguridad de que no había nada, y cuando alguien dudaba nosotros manteníamos esa convicción, y apostábamos a que no habría ni un solo auto de transformación en juicio oral», como así ha sido. «Pero al mismo tiempo tomamos conciencia de que cuando te encuentras en una situación así, te das cuenta de que no hay mecanismos rápidos para resolver esto».

Culpables e inocentes pagan distinto precio cuando un caso tan mediático como fue esta trama 'Pokemon' se dilata en el tiempo durante diez años. A los primeros les acaba saliendo barato, porque la aplicación de la atenuante de dilaciones indebidas en la instrucción recorta las posibles penas que se les puedan imponer —extremo que el juez Brage deja entrever en su auto del pasado jueves—, mientras que aquellos que salen exculpados han abonado el altísimo coste de pérdida de reputación en sus comunidades, por no hablar de las minutas de abogados. «Esto hace mucho daño a la justicia, pero también a las instituciones locales», remata Novo.

Orozco cuenta los días para que se materialice ese anhelado y definitivo carpetazo a sus causas. Tiene decidido exigir responsabilidades a la administración de justicia por el calvario vivido, «y veremos si podemos decir algo de la señora juez» . Dice no buscar venganza —«no entra en mi ideario»— pero sí reparación. «Recuperar la honra cuesta dinero, por eso quiero estudiar con mis abogados —Gregorio Arroyo y María Novo— hacer una reclamación por las dilaciones indebidas» sufridas en este interminable proceso. ¿Cuánto vale perder una alcaldía? ¿Y que a uno se le asocie con la corrupción en un momento de hipersensibilidad social? «Me parece bien que los jueces tengan mucho poder y sean libres en sus actuaciones», reflexiona, «pero se ha de encender alguna luz roja cuando las cosas no funcionan bien».

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