Se cumple un año del puñetazo a Mariano Rajoy con su agresor aún internado

De esta imagen que dio la vuelta al mundo, pues no fueron pocos los medios internacionales que se hicieron eco de la noticia, se cumple hoy un año. El mismo que Andrés de V. F., pariente lejano de la mujer de Rajoy , Elvira Fernández, y que el pasado mes de marzo alcanzaba la mayoría de edad, ha permanecido internado.

La condena la firmaba el pasado mes de mayo el Juzgado de Menores de Pontevedra tras un juicio de conformidad, entre la Fiscalía y la defensa del joven, en el que se acordó rebajar la pena de tres a dos años en régimen cerrado en un centro especial y un tercero en libertad vigilada. Periodo en el que Andrés de V. F. deberá someterse a un programa de reeducación.

Entonces ya había pasado seis meses interno -dentro de la medida cautelar establecida por el juzgado de instrucción número 1 de Pontevedra-, tiempo que le será descontado de la pena final. En la reducción tuvo mucho que ver que el agresor reconociera los hechos y se arrepintiera en la vista ante el juez de Menores de todo lo sucedido. La Fiscalía retiró la consideración «de extrema gravedad» con la que había calificado la agresión en un primer momento y se le procesó por un delito de atentado a la autoridad en el subtipo agravado.

Tras los hechos, de los que llegó a alardear previamente en una chat de whatsapp que compartía con amigos del instituto, y una vez fue reducido por los escoltas del presidente, se jactó de su «heroicidad» y llegó a afirmar que no se arrepentía y que lo volvería a hacer.

Mariano Rajoy no llegó a ejercer ninguna acción contra el menor. «Yo no le acusé. Creo que bastante penitencia lleva con lo que ha hecho», aseguró el presidente nada más conocer la condena de su agresor. «Yo no tengo nada más que decir que respetar ese acuerdo y que ojalá pues en la vida no vuelva a hacer ese tipo de cosas ni él ni nadie porque en fin no conducen a nada», señaló entonces en declaraciones a TVE preguntado al respecto del acuerdo de conformidad alcanzado entre la Fiscalía y la defensa del menor.

Su padre es abogado de la Cámara de Comercio y su madre tiene una gestoría, con lo «Capi», apodo por el que se le conoce, se ha criado en el entorno de una familia acomodada. Un joven sin antecedentes aunque conocido en la ciudad del Lérez como «conflictivo» y que no ocultaba sus simpatías por Mocidade Granate, un grupo de ultras del Pontevedra Club de Fútbol, y grupos radicales de corte independentista. Su perfil de Facebook llegó a lucir el logo del grupo terrorista Resistencia Galega y, en las redes sociales, sus amenazas a políticos e incluso periodistas eran habituales.