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Galicia

La Coruña, epicentro de los okupas: «Cada día hay más puntos calientes»

Los últimos en padecer esta lacra son vecinos de Falperra, donde crece la inseguridad por los robos y los asaltos en plena calle

Una de las calles afectadas en el barrio de Falperra PP CORUÑA

Patricia Abet

Palavea, Os Mallos, A Zapateira, Ronda de Nelle, Avenida de Fisterra, Agra do Orzán y ahora Falperra. Los puntos calientes de la okupación en la ciudad de La Coruña se multiplican mientras los vecinos afectados claman una solución que devuelva la tranquilidad a sus barrios. Los últimos en elevar la voz han sido, precisamente, los habitantes de Falperra, un enclave tradicional de la ciudad herculina donde, de un tiempo a esta parte, la inseguridad campa a sus anchas. El último incidente tuvo lugar ayer mismo, con la detención de dos de los okupas que llevan meses morando en unos edificios abandonados que una empresa madrileña estaba restaurando para alquilar, justo antes de que la pandemia se desatara y sus planes se bloqueasen.

Según explican los vecinos, con el desembarco de estos okupas —están ya en dos inmuebles, por efecto del boca a boca— llegaron los altercados al barrio: coches dañados, atracos en tiendas y locales, amenazas, insultos, intimidaciones, peleas, ruido nocturno e incluso la agresión a una persona de 60 años a la robaron a punta de navaja y en plena calle. Casi a diario, los vecinos narran la problemática derivada de la instalación de este colectivo en la zona, lo que ha obligado a desplegar una mayor vigilancia policial, explican desde el concello, «sobre todo por las noches y los fines de semana».

Con unas cinco denuncias por okupación al mes, La Coruña está a la cabeza de Galicia en lo que a inmuebles invadidos se refiere. De chalet de lujo a humildes propiedades o edificios de viviendas en plena reforma. Los escenarios son variados pero las formas, aclaran desde el PP municipal, son siempre las mismas. «No estamos hablando de personas vulnerables que no tienen dónde vivir» explicó a este diario el portavoz local Roberto Rodríguez, que además reside en Falperra. «Estamos hablando de inseguridad ciudadana porque hay gente que no quiere salir de casa por miedo a una paliza» denuncia. A la hora de abordar un problema que le toca de cerca, Rodríguez es claro: «El perfil del que okupa ha ido variando y ahora son gente violenta , y los puntos calientes cada día son más, es ya un problema de seguridad ciudadana» asegura.

Aunque se desconoce el número concreto de personas que están en los dos inmuebles afectados de Falperra, los vecinos reconocen que «hay mucho trajín» y que por las noches el barullo ha ido a más. «Escuchar al delegado del Gobierno diciendo que esto no es un problema cuando los datos están ahí...» critican los populares locales, que entre otras medidas exigen más presencia policial , que se recupere la figura del agente de barrio, que se cubra el catálogo de plazas de efectivos de la Policía Nacional de la ciudad y que pongan a andar el Plan de Convivencia. También plantean que los desalojos se aceleren y que las condenas de prisión en el caso de okupaciones en las que media la violencia se recuperen. De tres meses a esta parte, los residentes de Falperra reconocen que salen a la calle con temor y que alguna menor ha llegado a ser increpada . «Esto era un barrio tranquilo, de toda la vida» lamentan ante esta escalada de violencia que incluso ha provocado algún enfrentamiento entre los agentes y los okupas. «Hay miedo, mi hija tiene que cruzar todas las mañanas por esa calle para ir al colegio y hay miedo» ratifican. La misma percepción que las familias la tienen los comerciantes y tenderos de la zona, a los que han llegado a causar daños por valor de más de 6.000 euros.

«Se quitan las mascarillas»

Después de enumerar las tiendas en las que ya se han producido robos, los vecinos —que intentaron movilizarse la pasada semana para hacer pública su situación— revelan que los okupas se quitan las mascarillas a menudo cuando se cruzan con alguien por la calle e incluso cuando entran a los supermercados. «Es tanto que hay mayores que ya no salen del piso» . Por su parte, desde el concello reconocen ser conscientes de una situación «que está en manos de la Delegación del Gobierno y de la Policía Nacional, porque ya hay denuncias». Consultados sobre la solución a esta nueva okupación, el consistorio liderado por Inés Rey explica que es algo que está en manos «del juzgado» y que, por tanto, están esperando su resolución. Además, y aunque conscientes de la inseguridad, afirman que en estos momentos «la situación es tranquila».

La elevada concentración de pisos vacíos en al ciudad, muchos de ellos en manos de entidades bancarias, explica en parte el auge del fenómeno okupa en La Coruña. Sobre el mapa, la Federación Galega de Empresarios Inmobiliarios advierte de que hay unas 350 casas en esta localidad en riesgo de ser okupadas . «Los titulares se los llevaron los chalets de lujo en los que habían entrado, pero la verdad es que el problema está en otros muchos puntos de la ciudad», asegura Roberto Rodríguez. En el conjunto de Galicia, la okupación ha crecido un 35 por ciento en lo que va de año.

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