La Xunta defiende que los datos epidemiológicos avalan que las aulas son «espacios seguros»

Rodríguez ha explicado que, con datos del lunes, hay 427 positivos en la enseñanza no universitaria, 52 más que en el último balance, del sábado. Por áreas sanitarias, 143 en Orense, 93 en La Coruña, 54 en Pontevedra, 46 en Santiago, 45 en Lugo, 37 en Vigo y 9 en Ferrol. Esto se traduce en 23 aulas cerradas, cinco menos, y ningún centro clausurado. Asimismo, en los últimos siete días, el ratio por 100.000 personas en los centros educativos es de 44 casos , por debajo de la media general en Galicia: 52.

Más del 80% de los casos detectados en el sistema educativo se corresponden a uno o dos caos por aula . Esto, apuntó el conselleiro desde la tribuna de oradores, atestigua una «muy reducida transmisión comunitaria», así como la «correcta aplicación» de los protocolos. En las universidades, sus responsables trasladan a Educación que «la incidencia de la pandemia es mínima en estos momentos», y que sucede lo mismo: los contagios «vienen de espacios de fuera del ámbito» de la enseñanza.

Ampliando el enfoque, la última vez que el Ministerio de Educación permitió confrontar datos con otras autonomías, el 27 de septiembre, Galicia tenía 24 aulas cerradas, por 2.852 en toda España, un 0,09% pese a soportar un 5% de la población escolar. Esto refrenda el «buen trabajo» hecho en la Comunidad, para Rodríguez. Los datos « hablan bien de las medidas implementadas » y del esfuerzo de todos (familias, profesorado, el conjunto de la comunidad educativa), y «permiten, con cierto margen de prudencia, estar orgullosos del trabajo que estamos haciendo todos». El «logro» de haber puesto en marcha, y mantener, el curso educativo es «colectivo» y no exclusivo de la Xunta, remarcó en varias ocasiones el conselleiro.

Esto, a pesar de que « hubo que salvar un pecado original », que afectó «fundamentalmente» a Secundaria, Bachillerato y FP: el volantazo «radical» del Ministerio, el 27 de agosto, cuando se cambió de criterio e instó a ampliar la distancia de seguridad entre alumnos, lo que tiró por tierra «el trabajo llevado a cabo» durante el verano.

En su intervención, además de desgranar la gestión del reinicio del curso educativo, el conselleiro puso el acento igualmente en la inversión de la Xunta en el engranaje educativo para este ejercicio, «vinculado al efecto del Covid», que alcanza los 162 millones de euros. De este montante, explicó, cerca de 94 corresponden a recursos humanos, de los que 58 se dedican al pago de profesores, una plantilla reforzada con 2.300 profesionales adicionales, fundamentalmente para permitir desdobles de aulas. El resto de esa partida se dedica a otros trabajadores no docentes.

A esto hay que sumar más de 43 millones en obras de equipamiento, 25 para servicios, 24 en infraestructutras y más de 9 en equipos informáticos, entre otras partidas. A la Universidad se le han transferido ya 3 millones y están en marcha negociaciones para que reciban su «parte correspondiente del fondo Covid».

Rodríguez aprovechó su comparecencia para insistir en que el dinero transferido a Galicia, 93 millones, no responde al coste real, efectivo, y obedece a un sistema «injusto» , que deja a la Comunidad sin al menos 36 millones, como ha venido demandando el Gobierno autonómico, con su presidente, Alberto Núñez Feijóo, a la cabeza.

En la confrontación con los grupos parlamentarios, el PSOE, por boca de Luis Álvarez aseguró que «el curso puede estar funcionando con cierta normalidad» pero «no fue gracias a su previsión ni a su antelación». Desde el BNG se insistió en que la Xunta falsea las cifras del refuerzo del profesorado, punto en el que el conselleiro indicó a los nacionalistas que, además de no ser así, «si piensan» que toda la problemática por el Covid « se resuelve solo con más profesores (...), están absolutamente errados ».

Rodríguez admitió que «no está todo hecho» y quedan cuestiones por concretar dentro de unos protocolos que la Xunta siempre ha advertido de que son dinámicos y sujetos a cambios, pero reivindicó que «se avanzó bastante». De cara al futuro, aseguró que, «una vez superada la fase de urgencia de organización» de un curso «atípico», «tocará normalizar el funcionamiento del sistema educativo» y ahondar en la búsqueda de la excelencia.