Coronavirus: Santiago, cerrado y con los jóvenes, los más infectados, en el punto de mira

Algo barruntaba ya su alcalde, Xosé Sánchez Bugallo , apenas un día antes. «Está claro que está habiendo un relajamiento y que no se está actuando bien», lamentaba. «Si no se actúa y no tenemos cuidado, obligará a la administración pública a adoptar nuevas medidas», que suelen conllevar «limitaciones importantes» y una «afectación» severa a la actividad económica, advertía. «Si estos datos continúan empeorando, puede haber marcha atrás, y estará justificado que la haya (...). Sería tristísimo que en la víspera de Nochebuena o Navidad hubiera que aumentar las medidas de seguridad (...). A la vista de la evolución (...), no se puede descartar en absoluto», alertaba el regidor.

No se podía descartar, y tanto. Acabó confirmándose. Y tal vez uno de los peores escenarios, de nuevo restringidos los movimientos desde la medianoche del miércoles al jueves, a una semana vista de las Navidades . Todo un sopapo tras semanas felices de caída del número de contagios.

¿Por qué decidió el sanedrín de expertos sanitarios acometer esta decisión, esta marcha atrás para retomar el cierre perimetral? La respuesta inmediata y evidente es por el agravamiento en la incidencia que se había experimentado, con un alza paulatina y sostenida, en los últimos días. Pero lo que dicen las cifras, recogidas en el último informe de Saúde Pública, es lo siguiente: la IA a 14 días se fue disparando hasta llegar a 138,8 casos por cada 100.000 habitantes en el momento de activar el endurecimiento en las limitaciones (la reunión se celebró el martes). Este jueves, con datos del miércoles a las 18 horas, subió aún más, a 148, según la web informativa del Sergas.

Esto, sin embargo, podría no sustentar por sí mismo el regreso al cierre perimetral. Pero hay más. Como señala el citado informe, «se observa un ascenso en los valores estimados de las tasas a 3, 7 y 14 días, siendo las tasas más altas alcanzadas en el grupo de edad de 20-24 años , grupo en el que la enfermedad puede ser asintomática o pauciasintomática y, de este modo, favorecer la transmisión, al pasar desapercibida». Un detalle, este último, no menor, y que explica en gran medida las cautelas y la consiguiente respuesta.

Los jóvenes, de nuevo en el punto de mira , como en otros momentos de la pandemia, en esta ocasión circunscrito al caso concreto de un concello, Santiago. Pero no uno cualquiera, sino uno que, por sus características, con un alto porcentaje de población joven, por su volumen de estudiantes, torna especialmente preocupante que el Covid arraige de esa forma en dicho colectivo.

Ya había advertido Bugallo de que el incremento en los contagios procedía de «dos fuentes»: una, la «más numerosa y más dispersa», se corresponde con el «entorno familiar». Aquí todos están implicados La otra tiene su detonante en « un concierto celebrado el sábado, día 5 ». No se ofrecieron más detalles, pero remite nuevamente a ciertos condicionantes (ocio nocturno, perfil de edad no precisamente avanzado) que vuelven a dirigir el dedo acusador hacia los jóvenes.

El alcalde confirmó igualmente que se habían vuelto a detectar y sancionar fiestas en pisos . Acecha de nuevo la sombra de un comportamiento incívico por parte de un grupo poblacional que ya ha estado señalado y que da nuevos argumentos a quienes ponen su civismo en entredicho.