Coronavirus Galicia
Volver a casa ¿por Navidad?: historias de retornos y besos que no podrán ser
Vivir en el extranjero, tener que hacer una PCR, además de los riesgos del viaje, son los grandes inconvenientes
Los españoles que residen en Galicia ven más fácil su desplazamiento, que se complica para los latinoamericanos
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Iniciar sesiónSon míticas las imágenes de familiares y amigos abrazándose en los aeropuertos, en las estaciones de tren o autobús cuando llegan las fechas navideñas. Después de apenas poder verse durante todo el año, llegan esos momentos para estar juntos. Este año, será mitología tanto ... el poder abrazarse, por la requerida distancia social, como el simple hecho de encontrarse : muchas personas no podrán o han preferido no abandonar los países o las ciudades que les han acogido para retornar por la Navidad a casa, a pesar de que la situación epidemiológica y las autoridades sí permiten los reencuentros familiares, aunque sean limitados.
Es el caso de Aida González, orensana que vive en Ámsterdam, la capital de los Países Bajos. Las fronteras no están cerradas, pero ha preferido permanecer en la ciudad de los canales: «No he encontrado una manera realista de poder volver a casa de forma segura . Las medidas en los Países Bajos se limitan a recomendaciones, por lo que es muy difícil hacer una cuarentena de quince días antes del vuelo», explica a ABC «resignada». Y es que, si viviendo cerca de la familia durante este 2020 hubo que renunciar a muchas cosas, esa renuncia se convierte en una gigante losa para quienes viven en el extranjero. «Sí que es verdad que yo suelo pasar fin de año fuera de casa, pero las Navidades son otra historia. Mi familia se reparte entre Galicia y Asturias, y la Navidad es un punto de encuentro siempre. A lo largo de todo el año, he tenido que aprender a resignarme ante muchas cosas que me apetecía hacer y se han caído», narra.
Tampoco volverán a casa Laura Míguez y Iago Castro, ambos gallegos que viven en la localidad británica de Sheffield, en Inglaterra, no muy lejos de Manchester y Liverpool. Explican a este diario lo complicado de vivir fuera en estos momentos y, también, los malabarismos para poder mantener un empleo. Los ERTE, esa tabla de salvación para tantos ciudadanos, también son un habitual en las islas británicas . «La semana pasada estaba en ERTE, esta no estoy, la semana que viene puede que esté...», explica Laura, que compagina dos trabajos, uno de ellos más cercano a lo que ella estudió, periodismo, y el otro en hostelería.
Iago, que estudió comunicación audiovisual, trabaja en el sector de la hostelería, fuertemente azotado por el virus, también en Reino Unido. Trabaja «de vez en cuando», con la comida para llevar, al estar también en un ERTE, cuentan a través de Skype desde su casa en Sheffield. En su caso han tenido que vivir un segundo confinamiento domiciliario decretado por el Gobierno de Boris Johnson. S e quedarán en Navidades «por si se puede aprovechar algo» . Trabajos como el de los bares o los pubs no descansan durante esta época del año. «El año pasado ya fuimos en enero», remarcan, aunque este año la situación es distinta. Intentarán pasar estas fechas tan señaladas con amigos.
Con pena, María Toledo echa la vista atrás y se da cuenta de que, por primera vez, no podrá pasar la Nochebuena en Vigo. Vive en Granada, donde estudia enfermería, y las prácticas en un centro de salud, junto a las precauciones por la pandemia, imposibilitan que pueda volver. Sí lo hará el día 31 de diciembre, porque «aunque solo sean cuatro días , se agradece volver a casa; los que vivimos fuera también merecemos eso», confiesa a este diario.
Lo hará en avión aunque aún tiene dudas de si podrá volver: «De momento, tengo el vuelo de vuelta cancelado, pero prefería eso a tener que estar horas y horas en un autobús», subraya. Al menos, las autoridades sanitarias le dan sensación de seguridad: «En cuanto me saqué el billete el Sergas me mandó un mensaje con indicaciones» , relata.
De Galicia al exterior
Pero en una situación similar están las personas a las que ha acogido Galicia de fuera de su territorio. Muchas por trabajo, otras por estudio. Es el caso de Christoph Schreinmoser, alemán, que estudia en Galicia un doctorado y vive en Santiago. Él sí volverá a su tierra en esta época navideña, en Baviera. Concretamente irá dos semanas a Andechs, cerca de Múnich. «Lo estuve pensando bastante tiempo, pero al final decidí ir porque ya hace bastante tiempo que no veo a mi familia », explica en un perfecto gallego. Con todo, aquí se ha sentido arropado: «Tengo suerte con mi familia política de aquí, que me acogió como uno más», explica. También volverá a Badajoz Antonio Sáez, estudiante de intercambio de tercero de Física en USC. Ha decidido retornar después de dar el paso de hacer esta experiencia, dentro del país eso sí, desde su universidad en Extremadura, a la institución compostelana. Si bien es cierto, que la ausencia de necesidad de PCR, por ejemplo, o permanecer en el mismo país de origen, facilitan el poder retornar a casa.
Distinto es el caso de Emperatriz Pérez, de Venezuela. Lleva 14 años instalada en España, más concretamente en Vigo, y solo volvió a su tierra «un par de veces», relata a este diario. Sin embargo, su hermana sí viajaba para «pasar estas fechas señaladas todas juntas», lamenta. «No hay vuelos», sostiene, «suelen ser todos de mercancías y los pocos que hay, si es que hay algunos, no son viables» , asimila. «Será una situación difícil, pero intentaremos hacer videollamadas para sentirnos un poco más cerca, aunque no podamos abrazarnos», reflexiona. De hecho, entre sus planes está dejar a un lado las lentejuelas y comprarse «jerséis o pijamas de Navidad, queremos estar combinados», incluso habiendo un océano por el medio.
También harán una rifa, puesto que Emperatriz pertenece a una asociación viguesa que reúne a los venezolanos que viven en la ciudad olívica. «Las rifas allá son muy típicas, por eso tratamos de traerlas aquí y hacerlas , aunque sea a través de Whatsapp», explica a este diario.
La duda recae , «día a día», sobre Roberto. Su familia vive en Gran Canaria y él, aunque ya se considera gallego de adopción por trabajo, quiere volver a pasar las fiestas rodeado de los suyos. «Sigo dubitativo, claro que pienso en las ganas de verlos , de abrazar a mi madre, pero la responsabilidad está en manos de todos», apunta.
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