El dueño de un pub de La Coruña, en huelga de hambre: «Merezco abrir después de 35 años»

Lolo representa a un sector al que la pandemia de coronavirus y las consiguientes restricciones para contener su avance han abocado a una situación desesperada. En su caso, dispone de una licencia de «café bar especial B», explica en conversación con ABC, por lo que le «encuadran en el ocio nocturno» , cerrado ante el Covid. Aunque esa licencia le autoriza, detalla, para abrir desde las 10 de la mañana a las 5 de la madrugada, la realidad es que no puede levantar la persiana. «No me dejan abrir», lamenta. Lo que pide: poder trabajar desde las 10 hasta la 1 de la madrugada, «como el resto de la hostelería».

Este hostelero rehúye de etiquetas como que su huelga de hambre sea una «medida de presión». Tiene claro su discurso, muy crítico con las restricciones que pesan sobre negocios como el suyo: « Están hundiendo la economía, van a matar a mucha gente de hambre , están acabando con muchos puestos de trabajo, de hostelería y adyacentes, yo lo que quiero es que me dejen trabajar, no puedo aguantar más esto».

Relata que, de los últimos siete meses, ha tenido su negocio parado casi seis, «sin ningún tipo de ayuda» los dos últimos, tras haber acometido gastos, afirma, por valor de casi 4.000 euros para adaptarse a las nuevas condiciones de seguridad e higiene que impone la pandemia: «Ya hemos realizado esa labor. Hemos limpiado, pintado, barnizado, hemos hecho un montón de cosas . No ha servido de nada. No me dejan trabajar».

Reconoce que el pasado fin de semana, viendo negocios similares que sí pueden operar, abiertos y haciendo caja, se «sentía ridículo» plantado en la puerta de su local. Le duele especialmente llevar 35 años con su negocio, «sin ningún tipo de multa», realizando «una labor honesta»; pone como ejemplo que « los primeros que han venido a firmar son los vecinos ». Por ahora, ha recabado casi 5.000 apoyos de los 10.000 que persigue. Cuando llegue a esa cifra dejará la huelga de hambre. Además de las firmas que secundan su petición, estos días ha contado con el respaldo de la Asociación de Hostelería coruñesa por medio de su presidente, Héctor Cañete.

Diabético y camino de los 65 años, el ayuno autoimpuesto empieza a pasarle factura a Lolo Villaverde en forma de un importante dolor de cabeza. Por ahora resiste. Este martes, desvela a este diario, habló con el Ayuntamiento de La Coruña, que « propone una solución un tanto a nivel particular ». Está pendiente de que el consistorio lo traslade a la Xunta. En cualquier caso, rechaza parches y pide una solución definitiva que le permita retomar su labor sin sobresaltos.

«Quiero abrir, quiero trabajar como todo el mundo. Lo tengo merecido después de 35 años », insiste.