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CASO DIANA QUER

El Chicle callará hasta saber qué es capaz de probar la autopsia de Diana

Su mujer, que sigue investigada, quedó en libertad sin medidas cautelare tras ratificar ante el juez su versión

El Chicle, encapuchado, a su llegada este jueves a los juzgados de Ribeira MIGUEL MUÑIZ

PATRICIA ABET/CRUZ MORCILLO

El cuerpo de la joven Diana Quer, localizado en el pozo de una vieja fábrica de Taragoña el pasado 31 de diciembre, esconde todos los secretos de lo que sucedió aquella trágica madrugada entre ella y el criminal confeso. Nadie, excepto José Enrique Abuín, conoce a estas alturas la fatal secuencia de los hechos que acabaron con Diana en el aljibe de la nave de Asados. Y por eso El Chicle calla. Pese a la presión desatada tras su detención, José Enrique Abuín ha optado por guardar silencio y no declarar ni ante la juez que provisionalmente dirigió la instrucción ni ante el titular del juzgado número 1 de Ribeira, a cargo de la investigación de manera definitiva desde noviembre de 2016.

La estrategia , que quedó probada ayer tras la segunda visita de Abuín al despacho del juez y que el letrado del acusado dejó entrever, se basa en esperar a conocer los resultados de la autopsia de los restos de la muchacha para saber qué es capaz de revelar este estudio, teniendo en cuenta que el cuerpo permaneció año y medio sumergido. La clave está, entre otras cuestiones, en saber si Diana fue violada y en conocer la causa de su muerte . El Chicle declaró que la atropelló de forma accidental pero —como adelantó este periódico— el informe forense preliminar lo descarta .

Abuín también se acogió a su derecho a no declarar por el ataque perpetrado en Boiro

Más difícil será llegar a probar, atendiendo a las palabras de los expertos, si se produjo una agresión sexual . Un delito que, lejos de ser baladí a la hora de armar la acusación contra Abuín, podría suponer la diferencia entre enfrentarse o no a una petición de prisión permanente revisable.

Gritos de «asesino»

Enrique Abuín llegó ayer a los juzgados de Ribeira al filo de las 11 de la mañana cubierto por una capucha oscura con la que trató de ocultar su rostro ante la decena de vecinos que lo esperaban al grito de «asesino» . Fuentes judiciales confirmaron poco tiempo después que El Chicle se había acogido a su derecho a no declarar tanto en la reapertura del caso de la joven madrileña como por la denuncia que otra chica interpuso contra Abuín el pasado 25 de diciembre por un intento de secuestro en Boiro. Por su parte, el juez ratificó la medida de prisión provisional y sin fianza dictada el lunes por la juez de guardia, que hoy viernes pasará a ser comunicada.

Casi al tiempo que su marido llegaba a Ribeira proveniente de la cárcel de Teixeiro, su mujer Rosario Rodríguez encaraba el camino de regreso a casa tras repetir ante el instructor del caso, presumiblemente, que la noche en que Diana desapareció El Chicle no estaba robando gasolina de los camiones con ella sino en la calle, «viendo un partido del Madrid» .

Este cambio de versión en el relato de Rosario dejó el pasado día 31 a Abuín a merced de los agentes, que tenían en la manga una montaña de pruebas en su contra. Entre ellas destaca la localización de su teléfono móvil , calcada a la del terminal de Diana Quer, o la ubicación de su vehículo en el puente de Taragoña a las 2.58, la hora en la que el móvil cayó al agua.

De protectora a verdugo

Convertida en verdugo de su esposo, la que fue durante meses escudo de seguridad de Abuín quedó ayer en libertad sin medidas cautelares, aunque continúa figurando en calidad de investigada. La mujer pidió perdón a los padres de Diana por boca de su abogado . Quedan por visitar los juzgados los cuñados de Abuín, que en su momento también proporcionaron cobertura al Chicle, con el que compartían casa. Su explicación se basó en que nunca pensaron que el culpable de la desaparición de Diana pudiese convivir con ellos y en que temían que su historial le pasase factura.

En paralelo al discurrir de las declaraciones ayer en Ribeira de los dos investigados en la causa, se dio a conocer también que el padre y la madre de la joven de Pozuelo ejercerán la acusación en el caso por la muerte de su hija de forma conjunta. De ella se encargará el letrado Ricardo Pérez Lama , un reconocido penalista que actuó como representante de la acusación popular en el caso Asunta y que es delegado de la Asociación Clara Campoamor en Galicia. Una de sus especialidades es la asistencia a víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual , de cuya Comisión Nacional de Ayuda es miembro desde hace veinte años.

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