Cancela pide la vuelta de Besteiro y los críticos un cambio de rumbo

La tensión en el seno del socialismo gallego no parece debilitar su posición. Por ello, pese a ser consciente de que las normas del partido marcan que el primer estamento en renovar sus estructuras ha de ser el federal, Cancela volvió a pedir que se «antepongan» los procesos orgánicos del PSdeG alegando que esta federación acumula más tiempo en situación de «provisionalidad». Y ante la sucesión de acontecimientos, que desembocarán en un cambio en la gestora socialista tras la investidura de Feijóo, aseguró que no tendría «mucho sentido cambiar un órgano provisional por otro» . También rechazó el eventual argumento de que otra gestora podría representar mejor el sentir «mayoritario» del partido, pues «la mayoría» está representada en la actual. En este punto, recordó la negativa de los socialistas vigueses a sentarse en este órgano, constituido como consecuencia de la dimisión del exlíder José Ramón Gómez Besteiro .

Por el contrario, los críticos siguen con su hoja de ruta. Especialmente locuaz, el alcalde de Vigo, Abel Caballero responsabiliza tanto a Pilar Cancela como a Xoaquín Fernández Leiceaga de la derrota electoral y les insta a asumir su responsabilidad. También dirigentes orensanos y coruñeses en conversación con ABC admitieron que la «única salida posible para la presidenta de la gestora es la dimisión y la de todo su equipo». Las mismas fuentes aseguran que « Leiceaga no puede librarse de sus responsabilidades porque tomó decisiones y fue de la mano con la presidenta de la gestora alterando las listas electorales».

Y mientras se suceden debates sobre el proyecto socialista, la diputada en el Congreso por Orense, Rocío de Frutos , reconoció ayer en el programa Área Pública de la Televisión de Galicia que fue puesta a dedo en las listas conforme «a las normas internas» , pero lo achacó a que «había poco tiempo para hacerlo de otra forma». También se reafirmó en el «no» a Mariano Rajoy y confesó que no formaría parte del grupo mixto.

Su carrera en defensa del «no» le llevó a tener el reconocimiento de «militantes y simpatizantes» y avanzó que no existe ninguna división en el grupo socialista. Durante la entrevista en la televisión pública, confesó que la diputada viguesa Dolores Galovart le envió un «ramo de rosas rojas» a su despacho tras haberse saltado la disciplina de voto.